Blogia
El búcaro de barro

Buscando el silencio

Aquel hombre aturdido por el ruido exterior decidió buscar y sumergirse en el silencio. Pero se equivocó y acabó encerrándose en sí mismo. Y a medida que profundizaba, el creía que en el silencio, el mundo se iba cerrando a su alrededor, sin apenas dejar resquicio con el que comunicarse con el exterior, hasta que llegó un momento que estaba totalmente aislado. Le parecía que disfrutaba y se estaba oxigenando del sosiego, pero en aquel mundo cerrado, cuanto más pasaba el tiempo, el oxigeno se iba transformando en CO2 sin posibilidades de regeneración. Llegó un momento en que se le hizo difícil respirar, el dióxido de carbono se lo impedía y ello de menos el ruido, pero ahora le resultaba complicado encontrar una salida de allí. Dio cabezazos, patadas contra las paredes, hasta que abrió un agujero y dio un largo y prolongado grito.

-Qué le gusta a la gente el ruido, con lo bonito que es el silencio-pensó uno, que pasó por allí y estaba empezando a encerrarse en sí mismo.

9 comentarios

Tana -

Buscar el equilibrio, ahí está el quid. Tendré cuidado, por si acaso ;)

Nieve -

Que poco nos damos cuenta que el encerrarse y buscarse puede traer a veces consecuencias peores que a la larga sino lo solucionamos puede ser muy perjudicial.
Muchos besos

paloma -

¡Qué desesperante está blogia!

Los silencios están bien para un ratito, son necesarios para ordenar ideas y pensamientos, pero aislarse en ellos es del todo contraproducente. Vivimos en este mundo y hay que estar en él.

BesoS


Tautina -

Me ha encantado este relato. Este año empiezas con fuerza. Un saludo cariñoso.

Tautina -

Me ha encantado este relato. Este año empiezas con fuerza. Un saludo cariñoso.

Trini -

A veces hay que buscarse momentos de silencio para ahondar en uno mismo, son necesarios. Pero abusar de ellos nos hace mala costumbre y salir luego cuesta un mundo.

Un abrazo

Gatito viejo -

Todo tiene ventajas e inconvenientes .Lo justo y difícil: el término medio
Saludos

Unda -

Una cosa es buscar a ratos el silencio, buen compañero sin lugar a dudas para la reflexión y la paz interior y otra muy distinta refugiarse en él para salvaguardarse del mundanal ruido. El comentario final de ese que pasó por allí, típico de la vida que llevamos, ya sabes a la gente no le duele hasta que le toca, y cuando le toca, es demasiado tarde para enmendar la plana.
Besos

Anawin -

Cada cosa en su justa medida. Y sobre todo nunca juzgar a los demas. Las apariencias engañan, y mañana, sin querer te puedes ver en la misma situación. Poquito a poco sin darte cuenta. Abrazos.