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El búcaro de barro

Pequeño testamento

Pequeño testamento

         Ayer me encontré con esta poesía de Miguel D'Ors que me impresionó,por eso quisiera compartirla, por esa sensación de "riqueza" interior y de capacidad de asombro que son esas cosas que se pueden legar a los hijos y que tiene mucho más valor que las riquezas materiales que la mayoría anhela:

Os dejo el río Almofrey, dormido entre zarzas con mirlos,
las hayas de Zuriza, el azul guaraní de las orquídeas,
los rinocerontes, que son como carros de combate,
los flamencos como claves de sol de la corriente,
las avispas, esos tigres condensados,
las fresas vagabundas, los farallones de Maine, el Annapurna,
las cataratas del Niágara con su pose de rubia platino,
los edelweiss prohibidos de Ordesa, las hormigas minuciosas,
la Vía Láctea y los ruyseñores cumplidos.

   Os dejo las autopistas
que exhalan el verano en la hora despoblada de la siesta,
el Cántico espiritual, los goles de Pelé,
la catedral de Chartres y los trigos ojivales,
los aleluya de oro de los Uffizi,
el Taj Mahal temblando en un estanque,
los autobuses que se bambolean en Sao Paulo y en Mombasa
con racimos de negros y animales felices.

   Todo para vosotros, hijos míos.
Suerte de haber tenido un padre rico.

2 comentarios

Lludria -

¡Y aún se quejarán de la herencia! :) Me ha gustado mucho, Elbúcaro. Saludos!!

Gatito viejo -

Una buena herencia, sí señor.
Precioso poema. Gracias.
Un saludo