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El búcaro de barro

Mis poemas

No me llames

No me llames

No me llames Rosa

porque  sufrieras de mis espinas tortura,

llámame así

porque hayas gustado mi hermosura.

 

No me llames Esperanza

porque tengas la de perderme,

llámame así

porque tengas la de tenerme.

 

No me llames Luz

porque estés deslumbrado,

llámame así

porque te sientas iluminado.

 

No me llames Remedios

porque lo nuestro no tenga solución,

llámame así

porque te sirva de consolación.

 

No me llames Camino

porque nuestra vida sea tortuosa,

llámame así

porque vamos por uno de rosas.

 

No me llames Soledad

porque te sientas solo,

llámame así

porque juntos lo tenemos todo.

 

No me llames Mujer

porque quieras sentir distinción,

llámame así

porque sea objeto de tu pasión.

 

No me llames de tantas maneras,

sólo mírame y coge mi mano.

Lo que me importa es que me quieras

y tenerte siempre a mi lado.

O sí tanto en llamarme insistieras

hazlo sólo por mi nombre: Charo.

Lamento póstumo

Lamento póstumo

"Se nos va la vida", decías mirándome

debajo de un naranjo y del azul del cielo.

Tus labios oliendo a azahar

invadieron de besos,

jugosos y mágicos, llenando de caricias

nuestro primer encuentro.

 

Tus manos fuertes se asieron a las mías.

Me tragaban tus ojos lanzándome destellos

y brotaron mil sensaciones

que pensé ya durmiendo.

El adiós esperado, que separó destinos

se convirtió en eterno.

 

Rendido por tu ausencia, frente al mármol,

lloro solitaria ante los crisantemos.

Arrepentida de temores

y de todos mis miedos,

porque no conseguí saltar, lanzándome al vacío,

para decir ¡te quiero!

Caminaba

Caminaba

Caminaba despacio

marcando bien la huella

para que aquellos pasos

ella los persiguiera.

No pensó que tras él

subía la marea

borrando todo rastro

olvidado en la arena.

 

Carta a los Reyes Magos

Carta a los Reyes Magos

Cogí papel y una pluma

y me dispuse sereno

a escribir una misiva

en que plasmar mis deseos.

 

Me vienen muchas cosas

pero todo es etéreo.

Tiro el papel a la basura,

y cuelgo mi mente a un sueño.

 

No quiero algo material,

regalos más duraderos:

Un corazón que en mí piense

y me regale unos versos.

 

Una  gran caja invisible

atestada con mil besos

con un lazo de arco iris

que los convierta en eternos.

 

Muchos y grandes abrazos

que, atraídos por el viento,

lleguen corriendo hacia mí

envolviéndome el cuerpo.

                       

Unas jugosas caricias

que surgiendo de unos dedos

se resbalen por mi piel,

haciéndome un hombre nuevo.

 

Que se entierren los adioses

y florezca este reencuentro

con ojos iluminados

y corazones abiertos.

 

Que vayamos los dos juntos

y caminemos parejos,

enterrando soledades

muy adentro, bajo el suelo.

 

Manen lágrimas alegres

salpicándose el albero,

broten alfombras de flores

coloreando el yermo.

 

Quiero, pues, cosas perpetuas

que permanezcan  bien dentro,

y aunque pasen muchos años

se adhieran a mi recuerdo.