El buen alcalde
Tibo Krovic es el alcalde de la ciudad báltica, imaginaria, de Dot, un hombre afable, que se preocupa de los problemas de sus conciudadanos y está secretamente enamorado de Agathe Stopak, su secretaria, una mujer casada de aspecto más que agradable. Lo que no sabe Tibo es la soledad que oculta en su interior Agathe. Las jornadas cotidianas en el ayuntamiento transcurren sosegadamente en ese mutuo trabajo en que los dos ocultan sus soledades y deseos. Hasta que un día en que el almuerzo de Agathe cae a una fuente y Tibo decide invitarla a almorzar...
Un libro sumamente delicioso, escrito con un estilo vivo y cercano que recrean de maravilla el ambiente, entre onírico y encantador de la ciudad de Dot. En cuanto se entra en sus páginas uno no puede resistirse a la magia de lo narrado y a sentirse cautivado por estos personajes tan únicos y, a la vez, tan universales. La narradora no puede ser más original: santa Walpurnia, la virgen mártir barbuda, patrona de Dot que, como perspicaz observadora, nos va contando esta historia de magia y soledades. Quitando a los dos protagonistas, los demás personajes aparecen oportunamente, a modo de pinceladas, a veces revestidos de fantasía, completando la coreografía que nos presenta. Es imposible no sentir simpatía por Tibo, que en algún momento se duele de que todo el mundo lo considere como el "buen" alcalde y que con su proverbial prudencia logra exasperar a Agathe.
"Me observa y ve a una ancianita enjuta. Una viejecilla. Y piensa: ¿qué sabrá esta viejecilla de camas que chirrían? Pues esta pobre vieja -se llevó la fotografía al corazón y la aferró con fuerza- sabe mucho de camas que chirrían, y más aún de amor. Está el amor y están las camas. El amor es bueno y las camas, son, son, son... ¡las camas son fantásticas! pero cuando se conjugan el amor y las camas -dio una palmadita a Agathe- es lo mejor. Eso ocurre cuando el bueno de Dios se escupe en los dedos y frota con ellos el fragmento de las ventanas que los ángeles han olvidado limpiar al tiempo que dice: "Mira aquí. Mira lo que te espera. ¡Esto es lo que voy a hacer por ti!"":
"Todo lo que él fue capaz de darle a ella lo absorbió como una esponja que se ha dejado secar en la repisa del cuarto del baño durante todo un verano y que, cuando se sumerge de nuevo en el agua, lo empapa todo, se ablanda, se hincha y se embebe de hasta la última gota, para luego devolverlo todo, voluntariosa."
Es la primera novela del escritor escocés Andrew Nicoll, publicada
en primicia por el Círculo de Lectores y que estará en las librería
a partir del diez de marzo.
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Teresa -