Entre coletas
Una tarde más salió del colegio con su rostro pecoso y gesto alegre. Caminaba despacio, con su cabeza centrada entre las dos coletas que oscilaban alternativamente al ritmo de sus andares. A su hombro llevaba colgada una mochila con los libros y de su boca emergía el palo de un chupa chups de fresa que le habían regalado. Conchita no podía imaginar lo que le esperaba al girar la esquina…
Una figura torva empezó a observarla y acelerando sus pasos, se acompasó a los de ella. Era un hombre con la cabeza embutida en el cuello y de hombros disimétricos, con una cierta cojera y barba descuidada de una semana. Durante varios cientos de metros la fue siguiendo sin que ella se diera cuenta. Entraron en una calle solitaria en esa hora en que las luces de la farola han retrasado su encendido y fue, entonces, cuando aquel hombre le hizo notar su presencia con un estridente silbido.
Conchita se volvió y lo miró con la sorpresa dibujada en sus ojos. El hombre intentó acercarse a ella y cogerla por el brazo, pero con un movimiento súbito se alejó de aquella rugosa mano. Los ojos de Conchita no tenían miedo, sólo desprecio, cuando le dijo con voz firme:
-No te creas que con una llamada de teléfono de disculpas voy a perdonar los quince años de matrimonio que me hiciste pasar.
El hombre se quedó estático, mientras ella se soltaba las coletas y su melena negra cayó acariciándole los hombros. Mientras se alejaba, con un andar desafiante, empezó a reflexionar sobre las propuestas de horario que, como directora, le había planteado el claustro de profesores.
4 comentarios
Nanny Ogg -
Besos
prometeo -
tejedora -
Un abrazo.
lamas -
Un saludo!!