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El búcaro de barro

Sólo una hoja del calendario

Sólo una hoja del calendario

      Cuando veo que el sol empieza a ocultarse en el mar y miro las últimas horas, descubro un día diferente. Esa inusual algarabía matinal que me ha rodeado: besos y abrazos variopintos. Timbres sonoros de llamadas telefónicas tras la que aparecen algunas voces queridas, otras desconocidas y, alguna que otra casi olvidada. Voces que quieren resultar alegres y que te animan, te sonríen sin ver sus bocas o se solidarizan con tu situación. Papeles de regalo que desgarrados se acumulan sobre la mesa creando con sus brillantes colores un mosaico caprichoso, dejando al descubierto los regalos que encerraba en una mezcolanza que se reparte entre útiles e inútiles.

     Siempre hay algún regalo sorprendente, maravilloso como si brotara de la lámpara de Aladino, que nunca se te hubiera ocurrido pedir y, sin embargo, es algo mágico en todos sus aspectos. La comida es jaleosa, frente al mar. Las gaviotas se mecen, extrañamente estáticas, en las ráfagas del aire. El ruido resacoso llegó hasta más allá de cuando nos encontramos a solas, yo y mi silencio.

      ¡Cuánto jaleo por cumplir un año! Y si lo pienso el único cambio visible con el día de ayer es que el calendario tiene hoy una hoja menos.

3 comentarios

Teresa -

Que minirelato tan bonito para explicar un cumpleaños. Me encanta leerte. Ríase el Larsson con todo lo que ha arrastrado(bueno, aunque ya no puede reir, pobre.
Y por supuesto FELICIDADES.

Miroslav Panciutti -

Tienes razón, sólo cambia una hoja del calendario. Claro que esas que se van arrancando están llenas de recuerdos. Veo que nuestros cumpleaños están muy cercanos. Vivan los leones, aunque ya no rujamos. Felicidades.

Solamente el alma sin rostro -

... y lo único que cambió es que el mundo ganó un ser humano maravilloso cuando naciste, por eso se celebra...