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El búcaro de barro

Rarezas

Rarezas

   Como todo el mundo tengo unas ciertas rarezas que me acompañan habitualmente en mi vida cotidiana. Hay épocas en que deben estar más acentuadas y circunstancias en las que no soy ni siquiera consciente de ello. Ayer fue una tarde de esas. Al llegar la tarde salí a pasear por una playa insólitamente solitaria, disfrutando de los mil colores del ocaso e incluso del viento que creaba pequeños remolinos de arena y peinaba la superficie del mar.

       La consciencia de mi rareza vino esta mañana, cuando todo el mundo comentaba un  partido de fútbol que hubo ayer y del que no vi nada. ¿Es posible que no vieras el partido? Pero si en mi casa todos saltábamos con los nervios, me decían señalándome con el dedo, como si acabara de aterrizar del platillo volante, llegado de otro mundo interestelar. Me miraban con cara rara, porque esas teóricas vibraciones que produce no habían surtido efecto alguno sobre una sensibilidad que debía tener atorada.

            Luego fue al ver las noticias, toda la pantalla se llenó de rojo y no había más noticias en nuestro país. Gente que se había lanzado a la calle a jalear con otros ese gol. Y a algunos que vaticinando el sesgo que puede dar a sus vidas el que España sea campeona del mundo, ya decían que se iban a rapar la melena ¡¡¡!! si se conseguía.

               Ante tanta rareza estuve tentado de acudir a un especialista, para decirle que no me gustaba el fútbol, si tenía solución. Aunque por otro lado cuando lo pienso fríamente, sigo concluyendo que gane o pierda, a mí me van a seguir descontando de mi nómina, la crisis seguirá (incluso con menos dinero por todo lo que nos estamos gastando allí) y que mi alegría me gusta demostrarla de otra manera que con gritos y saltos y no uniéndome a un jolgorio colectivo que no me parece que sea demasiado razonable. Otro tipo de logros celebraría yo más en nuestro país que ser más hábiles que el resto jugando a la pelota. Vale, respeto al que le gusta el fútbol, a pesar de que ciertos ruidos y estruendos rasguen la noche con más contaminación acústica de la soportable, pero, por favor, respétenme a mí y no se sientan molestos si el domingo, a la hora de la final, me observan paseando solitario por la playa, disfrutando con la contemplación del mar.

2 comentarios

Teresa -

Ni te cuento la movida que tuve en casa porque quería ver un programa de otro canal que duraba 20 min. y fué que no. El argumento de peso solo era uno: "¡Juega España!" Ojalà hubiera tenido una playa para poder ir a pasear...

Sktaclashhh -

Somos rar@s, pero que bien sienta disfrutar de la playa o de un parque para uno sol@....