Reencuentro con las aulas
Durante mi vida universitaria siempre me imaginé ejerciendo la actividad docente. Y en ella fue donde inicié mi actividad laboral y permanecí cinco años. Era un trabajo para el que me consideraba preparado y en el que disfrutaba. Pero mis circunstancias personales me empujaron a realizar unas oposiciones para la Administración, con lo que cambié radicalmente de tipo de trabajo. No sin cierta pena dejé la docencia y al nuevo trabajo tardé varios años en encontrarle su lado positivo, acompañándome una nostalgia por aquello que había dejado, que tardó tiempo en difuminarse.
Esta semana, por motivos de mi trabajo, he vuelto a reencontrarme con las aulas de un instituto, al tener que impartir a aquellos jóvenes un curso, muy diferente a aquellas fórmulas matemáticas que yo les enseñaba hace veinticinco años. No tuve mucho tiempo para darme cuenta de la evolución de los alumnos desde entonces a ahora, pero sí en lo diferente que son los medios de que ahora se disponen, para impartir una clase. En aquellos años de mitad de los 80 me bastaba para explicar la tiza y la pizarra. Ahora fue necesario una presentación en Power Point, que no me permitía alejarme del ratón, ni modificar lo que ya estaba hecho. Me gustó la experiencia, pero concluí que a pesar del actual avance tecnológico yo prefiero, a la hora de impartir la clase, esa blanca y polvorienta tiza con la que lograba dar vida a la oscuridad de la pizarra.
1 comentario
Carmela -
Saludos