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El búcaro de barro

Sorry

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     Tamara, Frauke y los hermanos Wolf y Kris, son amigos desde la época escolar. Ahora tienen en torno a los treinta años y cada uno arrastra sobre sí una historia de fracasos y frustraciones. Deciden, entonces, formar una agencia con la idea de que las empresas puedan pedir perdón. Empiezan a lloverle los encargos, pero un día la cosa se complica, cuando un cliente desconocido les encarga pedir disculpas a una mujer a la que asesina y además deben deshacerse del cadáver. De pronto, se ven envueltos en una horrible pesadilla en el que la tortura y los cadáveres se van a convertir en algo habitual.

      El autor es un croata de apellido impronunciable, Zoran Drvenkar, que vive en Berlín y es conocido por su poesía y relatos juveniles. Este es su primer thriller y ha sido todo un éxito obteniendo en Alemania el premio Fiedrich Glauser 2010 a la mejor novela negra. El relato es original no sólo en el fondo, sino también en las formas. Usa distintos personajes narrativos, hasta esa habilidad dificultosa de escribir en segunda persona, dirigiéndose al lector. Esa variedad de narradores y saltos en la historia, hace que en una historia que se lee compulsivamente haya que detenerse, algunas veces, para situarse por donde va el relato. 

        La narración y teniendo el cuenta, aparte de los asesinatos, el problema que subyace de fondo, es algo cruda en algunos momentos. Los personajes, envueltos en una historia compleja y sometidos a un chantaje peligroso deberán enfrentarse a profundos dilemas morales e iremos comprobando que no todo es blanco ni negro a la hora de actuar. Interesante y mejor para leer cuando se tengan unas cuantas horas libres, porque cuesta interrumpir la lectura.

"Cada dos o tres minutos se inclina hacia delante y coloca otro madero en el fuego. El fuego es casi silencioso, sólo crepita de vez en cuando, y algunas chispas blancas se disparan hacia lo alto. "Si todo fuera tan sencillo como alimentar el fuego, todos estaríamos sentados delante de una chimenea, inmersos en un estado de dicha", piensa Kris, al tiempo que bebe un trago de agua de la botella.

Sabe lo que está haciendo allí".

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