Un esguince súbito
Hoy un día más fui al gimnasio. La asistencia regular allí es por hacer algún tipo de ejercicio y no quedarme oxidado, pero ¿quién dijo que el gimnasio y el ejercicio físico crea adicción? Yo llevo en estos avatares año y medio y todavía no soy consciente de ello. Llegué a casa con las piernas aún vibrando del esfuerzo sometido y tras la ducha salí a la calle.
Ahora, tras la ducha, me sentía mejor, aunque las piernas aún vibraban un poco. El estómago me chirriaba un poco de hambre, pero ¿cómo iba a comer después del ejercicio y tirar todo por la borda? Paseaba despacio disfrutando la tarde cuando, de repente, un olor a chicharrones recién hechos escapó súbitamente de la carnicería y, sin poder controlarla, mi cabeza dio un espontáneo giro buscando en el aire el aroma de los chicharrones y me dio un esguince en el cuello, que desde entonces tengo dolorido.
Cuando fui al médico me dio la solución para que me fuera recuperando del esguince, a partir de ahora coger, siempre, por la acera de enfrente de la carnicería.
7 comentarios
Tana -
Meritxellgris -
Abrazos y a reponerse tocan.
Brisa -
Besitos¡¡
DArilea -
menos mal que solo fue un tirón en el cuello.
Besitos.
Gatito viejo -
Noamanda -
Va sin acritud eh!
Me ha hecho gracia, jolín. Pero de todas formas, qué te mejores!
;)
luz blanca -
¿Qué tal llevas lo del esguince? Vaya solución de los cojones que te da el médico. ¿Pá eso ha estudia ese media vida?...jajajajajajaja.
A mí si me crea dependencia. Si un día me voy, me siento mal, tampoco muy mal, pero bueno como que me falta algo. El deporte me hace soltar la mala leche como pá no ir...jajajajajajaja.
Muxu.