El gran silencio
En un momento en que las películas pugnan por tener el mayor número de efectos especiales, es un verdadero deleite el ir a ver esta película. Digo bien lo de ir a ver, porque carece de música y a lo largo de los 164 minutos que dura solo hay tres o cuatro momentos puntuales en que se habla. La película nos retrata la vida cotidiana de los cartujos de la "Grande Chartreuse" en los Alpes franceses. Un paisaje único entre montañas y que, no sé por qué me vino a la mente que es parecido al que dibujó en palabras Tomas Mann en "La montaña mágica".
Al principio estaba un tanto nervioso, pues la costumbre me pedía que "ocurriera" algo, hasta que mis sentidos se relajaron y se adaptaron a que no pasara nada, a que fueran transcurriendo las estaciones, los toques de campana, el trabajo callado y la oración ante la vela roja del Sagrario. Su director Phillip Groening pidió permiso para rodar en 1984, y le dijeron que le llamarían cosa que hicieron dieciséis años más tardes. Estuvo seis meses viviendo con ellos y filmando con su cámara. La película es el resultado de ello.
La vida cotidiana de los monjes asoma ante nuestra mirada. Usa primerísimos planos y un zoom que difumina muchas veces los fondos. El paisaje va cambiando con las estaciones del año y la luz que tiñe los rincones del monasterio tambien. Desde la butaca se dedica uno a contemplar aquello como un observador, sabiendo que el final puede estar en cualquier momento ya que no hay una secuencia lógica de escenas ni un previsible desenlace.
3 comentarios
francisco aranguren -
desiree -
un beso enorme,,y a ver si coincidimos algun dia cielo,,
Gatito viejo -
Un abrazo