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El búcaro de barro

Los que pasan inadvertidos

Los que pasan inadvertidos

         En ese continuo devenir de lo cotidiano, cada vez me encuentro con más gente que intentan pasar enfermizamente inadvertidos, como si fueran seres que se difuminan al andar o presencias incorpóreas condenadas a vivir.

         El color de su piel es indefinido, rayando en la transparencia y sus ojos carentes de brillo, cuando miran lo hacen sin ver. Son individuos que al atravesar una puerta no son capaces de expresar un saludo, como mucho una mueca retorcida que les afea el rostro. Acuden a manifestaciones, coreando eslogans y haciendo puro bulto. Trabajan en oficinas pero sus compañeros no son capaces de distinguir el día que acuden al trabajo del que se quedan en su casa, enfermos. Muchas veces, cuando estoy en una cola veo llegar a uno de estos individuos que se coloca al final de la misma. No sé cómo pero al  cabo de un rato está situado, en la misma, varios lugares por delante de mí. Si alguno es dependiente de una tienda, al entrar en ella, nos costará distinguirlo porque logran un extraño mimetismo con las estanterías y el mostrador. Y si, por casualidad, alguno es guardia civil de tráfico y nos pone una multa, transcurridas unas horas, habremos olvidado su rostro e incluso su sexo, aunque no olvidemos la multa.

          Sospecho que seres tan tenues deben pertenecer a una extraña secta, que ni siquiera entre ellos se relacionan y algunos, en el colmo de la tristeza, llegan al extremo de morir en esa soledad especialmente dura que pasa a todo el mundo inadvertida y no descubren su cadáver hasta semanas después del óbito.

           La esposa de uno de estos últimos, entrevistada, comentaba sorprendida:

-Ya me extrañaba a mí, que hiciera varias semanas que no nos cruzáramos por el pasillo de casa.

5 comentarios

Ella -

Casi me mosqueé por aquello de "gente que trata de pasar inadvertida", creí que me ibas a poner verde indirectamente. jaja.
Un relato desconcertante, me recordaba a los hombres grises de Momo.
Besos artista.

Carmen Fernández Etreros -

Curioso texto. Me ha sorprendido. A mí me encantaría a veces pasar desapercibida.

Te seguiré visitando

Bohemia -

transparentes, invisibles...sombras que pasan inadvertidas...

ideas -

Supongo que algunos agradecemos pasar desapercibidos entre tanta gente que adora dejar su huella en cada paso que da..

miroslav panciutti -

Hola, te devuelvo tu visita. He estado un rato curioseando por tu blog y me ha gustado. La verdad, me encuentro muy identificado con varias de tus reflexiones e historias ... ¿será porque, como me has hecho notar, compartimos generación? Seguiré leyéndote (y poniéndome al día con tus posts antiguos). Me alegro de haberte encontrado.