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El búcaro de barro

De entre los labios

De entre los labios

Si hay una forma maravillosa de contacto esa es el beso. Agazapado entre los labios permanece inexistente e invisible hasta que nos decidimos a que brote y, entonces, esa piel ajena sobre la que depositamos la leve humedad de nuestros labios parece adquirir vida, que en muchas ocasiones se transmite mucho más allá de los labios del emisor del beso, porque si hay algo que caracteriza a los besos es la ajeneidad de de la piel de donde se depositan. Un autobeso o un beso al aire son más bien chasquidos. Sin duda la sensualidad que descubrimos en los labios de alguien debe partir de esa conciencia de estar frente a la fábrica de besos, por muy estáticos que puedan éstos mostrarse en ese momento..

 

            Si quisiéramos hacer una clasificación de los besos sería algo interminable, están desde aquellos minúsculos, pero muy vivos, que se enredan, uno tras otro, como las cerezas, hasta esos otros gigantes, ampulosos de labios chuperreteados por los que escapa ansiosa y desatada la lengua. Están los besos que cauterizan las heridas del corazón, los que encienden la yesca de una gran explosión, los que permanecen para siempre en el recuerdo, los que nos hablan más que mil palabras. ¿Y quién no se deja envolver, cuando no tiene otros, en la estela de los besos soñados y mil veces deseados? Me quedo con todos estos besos de verdad, especialmente los que se dan sin miradas al reloj y, sobre todo, porque apetecen y surgen de dentro sin poder sujetarlos.

 

           

            Entre las medidas preventivas de la gripe A se nos dice la limitación de besos y  efusivos contactos en los saludos. A mí eso me parece de maravillas si hacen desaparecer esos otros tipos de besos que se dan socialmente de muy mala gana: besos de cartón piedra y labios secos en que, a la vez, nos trastornamos con el chocante perfume, meros e hipócritas acercamientos de cara, ruidos al aire como si hubiéramos besado… Ojalá se eliminaran de la sociedad todo este tipo de besos y nos quedáramos con los otros, para los que haría falta mucho más que una gripe para que desaparecieran.

1 comentario

Teresa -

Una canción de Sabina dice que hasta los huesos solo calan los besos que no has dado. Hay otros que también calan, pero indiscutiblemente calan los que no has dado. Y estos ¿como se clasifican? Y no contagian nada, pero incluso sin darlos, no se olvidan.