Blogia

El búcaro de barro

Pastel de pescado

Pastel de pescado

    Hace mucho tiempo que no publicaba aquí una receta. Hoy voy a poner la receta de un pastel de pescado. Es muy fácil de hacer, en poco más de tres cuartos de hora y el resultado es apetitoso.

Ingredientes:

5 latas de atún pequeñas o más o menos el equivalente en grandes

4 cucharadas de leche

4 huevos

4 cucharadas de miga de pan (del dia anterior mejor, esta más seco y empapa muy bien la leche)

4 cucharadas de tomate

sal

Procedimiento:

Se hace la salsa de tomate dejándola espesa, se echa la miga de pan mojada en leche y escurrida (bien empapuzada en leche para que quede jugoso). Se desmenuza el atún y se mezcla. A continuación se agregan las yemas y la sal. Las claras se baten y se añaden. En cuanto a las claras se baten a punto de nieve y se añaden mezclándolas sin remover demasiado (no es necesario hacerlo, se puede batir todo con los huevos enteros, pero así queda más espumoso y más rico). Se mezcla todo y se vierte en un molde de horno y se pone al baño María sobre otro recipiente mayor con algo de agua, dentro del horno aproximadamente ½ hora hasta que esté cuajado a unos 200 grados. Para comprobar que está hecho se pincha con un tenedor y se comprueba que sale seco.

Dejar 10 minutos antes de desmoldar.

Bañar con mayonesa y servir frio.

Queda más rico de un día para otro.

NOTA: la cantidad de atún y de tomate es variable en función del gusto. También el tiempo de batido depende de la textura deseada.

El hombre de la máscara de espejos

El hombre de la máscara de espejos

No es extraño que, cuando leemos y nos empapamos de ese mundo tan especial y único de la literatura, muchas de nuestras sensaciones afloren y emerjan de una manera especial. ¿Porque quién no se ha sentido protagonista de aventuras de piratas, ha quedado rendido por alguna historia romántica o ha participado en la investigación de un complejo crimen?  Todo ello hace que se desarrolle una empatía especial, entre el lector y el relato, que se une a la fantasía, creando una mezcla sumamente grata para los que nos apasionamos con la palabra escrita.

Me gustan los libros gruesos, en los que el protagonista se va retratando poco a poco hasta que logra ¿por qué no? hasta enamorarnos. Y más cuando son una serie de libros con el mismo personaje y que, tras unos meses o años sin saber de él, volvemos a tenerlo entre las manos y nos reencontramos con él como un viejo amigo. Me ha pasado ahora con la inspectora Valentina Negro, ese personaje creado por los dos escritores Nieves Abarca y Vicente Garrido, y del que acabo de leer su última novela, ya la tercera de la serie: “El hombre de la máscara de espejos”.

Como siempre que se empieza con un autor, en este caso dos a la vez, nos acercamos libres de prejuicios, ni buenos ni malos, con esa expectación de “ a ver lo que nos cuenta”.  Ya ese primero, Crímenes exquisitos, me sedujo el personaje. Esa inspectora de hermosos ojos grises, atractiva por dentro y por fuera y capaz de resolver casos complejos e intrincados. Me encantó el segundo, Martyrium. Y éste tercero, sin duda, me ha vuelto a envolver y a apasionar con las turbulentas aventuras que narra.

Volvemos a nuestros protagonistas Sanjuan y Valentina Negro. En esta ocasión la inspectora detiene a un peligroso asesino, pero se propasa en la detención e investigada por Asuntos Internos, es retirada de la circulación y la destinan a investigar un caso "menor" de la desaparición de una joven. Nadie imagina que detrás de esa desaparición se esconde una peligrosa banda criminal que se dedica a secuestrar jóvenes para rodar películas snuff, con asesinatos reales. Una acción trepidante hace que nuestros protagonistas vivan grandes peligros.

Me quedo con las ganas de leer una nueva aventura de tan intrépida inspectora.

"Valentina es una luchadora nata, desde pequeña, ya sabes...siempre al lado de los débiles; nunca se arredra ante nadie, aunque por dentro este muerta de miedo, y créeme -sonrió- muchas veces lo está. En fin, para mí toda esta actividad frenética le ha venido bien para no estar obsesionada con la denuncia y su futuro; la ha ayudado a reunir lo mejor que le quedaba de sí misma para poder hacer su trabajo".

El umbral de la eternidad

El umbral de la eternidad

Nuevo libro de Ken  Follet que viene a completar la trilogía del centenario, precedida por sus dos libros anteriores: "La caída de los gigantes" y "El invierno del mundo". Con milimétrica habilidad, una vez más, el autor logra que el lector se conecte emocionalmente con los personajes de su libro. Unos personajes, que siguen siendo los descendientes de las familias, cuyas aventuras ya conocimos en sus dos libros anteriores y que logra insertar fluidamente en los acontecimientos históricos de los años que se reflejan. En esta ocasión desde 1961 hasta el 2008.

El autor consigue, mediante la literatura, convertirnos la histolaria en algo atractivo y nos acercamos al conocimiento de aquellos años decisivos de la mano de sus personajes. En sus páginas encontraremos, entre otros acontecimientos, la construcción del muro de Berlín, la crisis de los misiles de Cuba, la discriminación racial en Estados Unidos, las luchas por el poder en la Unión Soviética, los asesinatos de Kennedy y Martin Luther King o la caída del muro de Berlín. Todo ello retratados a lo largo de más de mil páginas. Al ser unos años, mucho de los cuales he vivido, he podido conocer, ya formando parte de la historia moderna, a hechos y políticos a los que conocí, hace años, en las cabeceras de prensa.

Un libro, con la etiqueta Ken Follet, que vale la pena leer, aunque sea una historia completa, conviene leerlo después de los dos anteriores, con lo que se entienden las referencias que cita a antiguos personajes. Casualmente este libro ha aparecido veinticinco años después de la publicación del que es su libro más famoso: Los pilares de la tierra.

Sinfonía disonante

Sinfonía disonante

           Siento envidia cuando visito una casa en un lugar silencioso, de esas que al abrir la ventana se pueden oír los trinos de los pájaros. En el lugar en el que vivo cada vez se escucha muchos  ruidos de una amplia gama. Ya no me refiero a esos ruidos habituales de los vecinos: el chorro de las duchas, las micciones o ronquidos que atraviesan las paredes, que semejan ser de papel y a los que los años me tienen ya acostumbrado, sino  a esos otros sones más estridentes y que día a día invade el ambiente en las proximidades. Entre otros podría citar unos vecinos cantantes de ópera que desde la casa de al lado, ensayan escalas hasta alturas inverosímiles. El vecino de la casa de enfrente que tiene una moto contemporánea de las usadas durante la segunda guerra mundial y que mientras busca las llaves del garaje, ¿por qué las lleva tan escondidas?, nos tortura con un largo poooff-pofff de un motor que no se calla. El jardinero del jardín de otra casa próxima, pone el corta césped, a las cuatro de la tarde, cuando el vecindario intenta dar una cabezada. ¿Él nunca duerme siesta? ¿Nunca se le ha ocurrido venir a trabajar por la mañana? El taxista que llega con una vecina en silla de ruedas, aparca frente a mi ventana y los familiares no están para recogerla. ¡No hay problema! La bocina del taxi reiterativa e insistente consigue que, al cabo de un rato, los familiares vengan a recoger a la señora. Los camiones de la basura que paran en la esquina a vaciar los contenedores, llenando el aire de sonidos metálicos. Un joven dos casas más allá rasguea la guitarra con la torpeza y testarudez del que está empezando un instrumento. Y por fin, están los que se despiden en la puerta de mi casa, como si temieran la larga ausencia de los amigos, hasta el día siguiente, y sin importarles que sean las dos de la mañana, se cuentan historias, se ríen o simplemente hablan en un tono de voz que hiere de muerte al silencio.

         Dicen que si no puedes vencer al enemigo, únete a él. Hace unos días, no sé ni cómo ni por qué, se me ocurrió la idea de aprender a tocar la armónica. Aquí está una foto de ella. Y desde entonces,  me dedico a intentar aprenderla. Debo reconocer que ahora el ruido me molesta menos, porque añadidos a las escalas de ópera, el pofpof, la bocina, la guitarra, la basura o los gritos, los sones de mi armónica, no exentos todavía de una cierta torpeza, dan el contrapunto necesario para lograr, en este rincón de la calle, una sinfonía de lo más disonante.

La última mirada

La última mirada

      Ella se detiene mirando frente al mar. Su última mirada en mucho tiempo, antes de recoger con pereza la silla de playa y doblarla en esa postura en la que se llevará meses, arrumbada en un rincón polvoriento del garaje. Deja su vista reposar sobre la superficie, por encima de ese oleaje leve que hoy parece despedirla. Su piel desnuda, sólo la cubre una leve tela, se deja acariciar por la brisa de este último día de vacaciones y nota como sus poros se abren, intentando absorber esa multitud de sensaciones vividas, que, mezcladas en desorden en los surcos de la memoria,ya forman parte del pasado reciente. Viene a su cabeza, la ingravidez vivida sobre las olas, la contemplación de las estrellas fugaces en las noches de agosto, el silencio reiterativo del despertador, sus despertares con el sol entrando por la ventana, los paseos al atardecer frente a un cielo de mil colores, los mil sabores del chiringuito y sobre todo esos retazos de vida que nunca han de volver.

      Aprieta los párpados, como queriendo retener todo esto, y cuando los abre sus pestañas se han humedecido, no sabe si por la nostalgia o por ese apretón de sus párpados. Se gira de pronto. No, no quiere despedirse y lentamente, hoyando la arena con sus pies descalzos, inicia su regreso hacia el paseo marítimo, hacia el hotel, hacia su vida de todos los días. A partir de ahora la cotidianeidad con sus tonos, habitualmente grises, se encargará de recordarle que la verdadera vida no es la de las vacaciones. 

       Mientras se aleja ella sonríe, no falta tanto tiempo para volver aquí y envolverse con ese vestido de olas azules, que tan bien le sienta.. A lo lejos, con un rumor cada vez más lejano, el sonido de las olas parece darle la razón.

 

Sigfrido

Sigfrido

      Novela escrita por el reconocido escritor Harry Mulisch (Holanda, 1927). En ella se nos relata una historia metaliteraria en la que juega con la historia y lo que pudo ser. El protagonista es un escritor Rudolf Herter y que tiene algunos paralelismos con el autor. Es un escritor famoso que va a realizar un viaje para dar una serie de conferencias. En este viaje conoce al matrimonio Falk, una pareja de ancianos que le revelan algo asombroso: Hitler tuvo un hijo, llamado Sigfrido, con Eva Braun. Todo esto le sirve al autor para acercarse a este siniestro personaje del siglo XX, tanto en clave literaria como filosófica. Esta parte filosófica es la que más me ha costado leer. 

     Apoyado en hechos históricos va surgiendo un relato de estilo ágil e imaginativo, que en muchos momentos se convierte en una novela de misterio que invita a seguir avanzando con avidez.

Martyrium

Martyrium

Segunda novela escrita por los autores Vicente Garrido y Nieves Abarca, que aunque tiene una historia en sí misma, yo aconsejaría leer después de la primera: Crímenes exquisitos. El relato tiene su origen, en gran parte, en lo sucedido en la primera novela.

En este libro la jueza Rebeca Palacios recibe un correo donde la avisan de que su hija, estudiante en Roma, ha sido secuestrada. Para que quede libre la jueza que es presidenta del tribunal, que va a juzgar a un perverso hombre de negocios gallego, debe conseguirle un veredicto de inocencia. Desesperada acude a su amiga la inspectora de policía Valentina Negro que se desplazará a Roma para intentar liberarla. Al mismo tiempo, en Roma ocurren una serie de asesinatos que recuerdan mucho a los habidos anteriormente en Galicia y Londres y que fueron investigados por dicha inspectora ayudada por el criminólogo Carlos Sanjuán. Éste es invitado por hermano de una de las víctimas del asesinato a ayudar a la policía en la investigación. Una vez más los caminos de la inspectora y el criminólogo volverán a cruzarse de la manera que menos podían ellos a llegar a pensar.

Novela con una acción trepidante. La acción cambiando continuamente de escenario, no da un respiro y recuerda mucho el ritmo de la novela anterior. Sin duda, de esas que se empieza y gusta que el día o la noche se alargue para no dejar de leer hasta el final.

Arde París?

Arde París?

      El otro día cayó un artículo en mis manos en el que hacía referencia a que el próximo 25 de agosto se cumple el setenta aniversario de la liberación de Paris. En él se hacía referencia a este libro, cuyo título me sonaba pero que nunca había leído. Y cuya lectura me ha sorprendido gratamente.

      Días antes Hitler da la orden de que París debe resistir y, en caso de que no se pueda, París debe ser destruida. Con esas órdenes nombra a un nuevo gobernador responsable de la defensa de la ciudad: el general Dietrich Von Choltitz, que tomó el mando de los 20 mil hombres de la 325 División de Seguridad. La idea de los aliados comandados por el General norteamericano Eisenhower era que las tropas aliadas se dirigieran, dejando de lado París, hacia Berlín, pero la Resistencia francesa quiere echar cuanto antes a los alemanes y se rebelan contra ellos. Esta rebelión interior de los parisinos, ante el temor de una sangrienta represión por las fuerzas alemanas y la consiguiente destrucción de la ciudad, hace que De Gaulle ordene al general francés Leclerq, al mando de la segunda división, decida dirigirse con sus tropas para liberar París. Hacia París se dirige también la cuarta división de infantería norteamericana. Viviremos a través de las páginas el ansia de liberación de los parisinos y aquellas horas de explosión de felicidad en que, después de cuatro años, la bandera tricolor sustituía a la bandera nazi. El general De Gaulle será recibido como jefe del nuevo gobierno francés y un desfile al día siguiente celebrará una liberación, todavía no del todo conseguida.

      El título procede de la frase que dijo Hitler cuando se enteró que los aliados habían entrado en París: ¿Arde París?.  Tenía la esperanza de que se hubieran cumplido sus órdenes, que afortunadamente se desobedecieron, para haber volado los puentes y edificios principales de Paris.

     La historia a pesar del peculiar género literario, narración muy bien documentada de un hecho real, en la que tienen cabida decenas de personajes e historias, no pierde el interés en ningún momento. Fue publicada en 1964, veinte años después de la liberación y cuenta con la inestimable voz de muchos de los que participaron de aquellos días. Al final del libro hay un gran número de notas aclaratorias sobre los testimonios de muchos de esos protagonistas.

       Los autores son Dominique Lapierre (Francia 1931) y Larry Collins (EEUU 1929-2005) que se conocieron durante el servicio militar en el cuartel de las fuerzas aliadas de Europa y formaron una brillante alianza literaria con la publicación de varios exitosos libros. En 1966 se rodó una película francesa con este mismo título dirigida por René Clément, en la que participaron un buen numero de famosos actores como Jean Paul Belmondo, Kirk Douglas o Charles Boyer.

          Relacionado con este tema, es interesante reseñar que los primeros soldados de la división de general Leclerq que entraron en París, correspondían a La Nueve una compañía formada por soldados republicanos españoles. Sobre estos soldados españoles, injustamente olvidados por la historia, hay un interesante documental y se editó el pasado año un comic de Paco Roca: Los surcos del azar.

       En definitiva, un libro que vale la pena leerse para comprender la historia y que no se olvide, especialmente al cumplir año de esta efeméride.

El poeta de Gaza

El poeta de Gaza

          Una interesante novela de intriga del abogado y escritor Yishai Sarid (Israel 1965). El protagonista es un agente de servicio de seguridad israelí, con una complicada vida personal,que haciéndose pasar por un aficionado a la escritura acude a las clases de Daphna una escritora israelí, militante por la paz. A través de ella quiere acercarse a un poeta palestino de Gaza, enfermo de cáncer, que es autorizado a ser tratado en Israel. Aunque, en realidad, el  objetivo de la misión es el hijo del poeta un  buscado terrorista. Se establecerá una especial relación de amistad entre el protagonista, Daphna y el poeta en la que todos se benefician pero que en algunos  momentos provocará un choque de  la misión con las emociones.

        A través de la historia  entraremos en el submundo del conflicto palestino-israelí. Escrita con un estilo ágil y a la vez pausado que retrata muy bien plácida y angustiosamente, tanto el ambiente exterior como el interior que vive el protagonista. Me ha gustado especialmente ese cierto escepticismo con el que se tratan los  personajes, pero que a la vez está impregnado de ternura. Una novela que se lee de un tirón. 

“-No hay nadie que no piense demasiado-dijo con determinación-. Lo embarcas en un crucero de dos semanas y te aseguro que la cabeza le explota de tanto pensar. Pensamos mucho más de lo que actuamos.

     No estaba de acuerdo. Hay gente que se mantiene  permanentemente ocupada para no tener que pensar.

     Se levantó a preparar café. En su cocina no había nada nuevo: los fogones eran viejos, el horno era como el de mi abuela en Renjovot, la nevera era una  Amcor de los años sesenta. Pero todo estaba limpio y la luz era suave, como si penetrara del exterior a través de un filtro.

-Seguro que tomas el café con leche-dijo-, pero no tengo.

-No, me reí. Lo tomo solo.

-No pareces un banquero-dijo, dándome la espalda.

-Hay algo en ti que no me encaja. ¿Cuánta azúcar quieres?”

El gato que venía del cielo

El gato que venía del cielo

    Primera novela del escritor japonés Takashi Hiraide (Moji, 1950). Es una historia casi intemporal situada en un rincón de Japón, una casa y un jardín donde el tiempo transcurre lentamente, en la que vive una pareja lejos del ajetreo de Tokio. Escrita en primera persona, conoceremos poco sobre los personajes que aparecen. Apenas pinceladas para situarlos en el entorno. En la casa vive un matrimonio, que están allí alquilados y comparten jardín con otra casa principal. El gato de los vecinos comienza a aparecer de vez en cuando y se convierte en un personaje habitual, no sólo en la casa, sino en el interior de cada uno de los miembros de esa pareja.

Un libro fácil de leer, de unas 160 páginas y que en algún momento nos parece que estamos revoloteando sobre las letras como alguna de las libélulas que salen entre las páginas. No aconsejable para quien busque en esas páginas una apasionante aventura.

Muerte en las islas

Muerte en las islas

          Tras ese buen sabor que me dejó la lectura de la primera novela del comisario Dupin, El misterio de Pont-Haven, no es extraño que esperara el siguiente episodio de sus aventuras, que desde luego no me ha decepcionado en absoluto. El autor, que firma con el seudónimo de Jean-Luc Bannalec, es Jörg Born es un editor alemán, nacido en 1966, traductor, crítico literario y escritor.

       En este caso, el comisario Dupin, parisino afincado en Bretaña, tiene que abandonar uno de sus imprescindibles café para acudir a las próximas y paradisíacas islas Glénan, que es donde se va a desarrollar toda la trama.  Tres cadáveres aparecen en la playa y lo que a primera vista parece un accidente consecuencia de una tormenta, empieza a complicarse a medida que avanza la investigación de Dupin y su equipo.  

           El comisario es un personaje peculiar, reflexivo y gruñón al mismo tiempo. El móvil es su gran instrumento de trabajo, con la inapreciable ayuda de su secretaria y las llamadas perdidas, que habitualmente no coge, del prefecto. Se desvive por un café y a pesar de tener una cierta nostalgia de la vida parisina, se le nota adaptado a una región, donde aunque no lleve muchos años, siempre se es un “recién llegado”. Una vez  más la novela además de que atrapa con su argumento y el retrato de sus personajes, despierta el atractivo hacia la geografía, la cultura y la historia de la Bretaña y en este caso concreto las islas Glénan, de las que nunca había oído hablar y de las que buscando información me he quedado asombrado por su peculiar belleza salvaje. Aparte del hecho geógrafico, la gastronomía es otro de los atractivos que desfilan por estas páginas. Escrita de una manera que hace fácil su lectura, no apagan las ganas de seguir leyendo las futuras historia de Dupin.

      “Así eran las cosas en la Bretaña. Debajo de lo cotidiano y natural actuaban fuerzas oscuras, y cualquier sitio tenía sus propias historias sobrenaturales. Aunque los bretones se reían de sí mismos (y Dupin no conocía ningún pueblo que se riera con tanta fuerza y desenvoltura de sí mismo), las risas enmudecían al instante cuando se contaban esas historias. Todo parecía muy real, estaba muy arraigado. Lo sobrenatural había sido la manera más normal de percibir el mundo durante milenios. ¿Acaso iban a cambiar las cosas ahora de repente, solo por estar en el sigloXXI?”.

 

La mirada de los ángeles

La mirada de los ángeles

    Octava aventura ambientada en el pueblo sueco de Fjällbacka, escrita por Camila Läckberg (Suecia 1974) y en la que se repiten sus ya clásicos protagonistas: el policía Patrik Hedström y su mujer Erika Falck. En esta ocasión Ebba y Marten, tras morir su hijo pequeño se traslada a la isla de Valö para rehacer su vida. Se instalan en una casa en la que Ebba sufrió una tragedia treinta años antes: toda su familia desapareció y nunca se supo que ocurrió. Empiezan a ocurrir distintos acontecimientos en la casa que obligarán a la policía a investigar y a remover aquella tragedia que quedó dormida todos estos años.

    Como suele ser habitual, la autora trabaja con dos historias paralelas, que se distingue por la letra en cursiva. Una historia antigua y la narración actual, finalmente convergerán. A mi me gustan estas historias, los personajes ya son viejos conocidos y van evolucionando, sobre todo se ve en los niños cómo van creciendo. Los adultos se van perfilando en sus caracteres y aparte de la historia central, sabemos de algunas de sus historias personales. No ha sido de las historias que más me han gustado de la serie, sin embargo si uno es fans de ella, gustara el leerla.

Regreso...

Regreso...

      El sol intentaba despertar tímidamente cuando llegué a la puerta. El silencio que envolvía todos los alrededores sólo se quebró por el sonido metálico de mi llavero. Después de tanto tiempo tuve que escarbar entre las llaves para encontrar la adecuada y tras un leve click la  puerta se abrió con un cierto esfuerzo. Las escaleras veladas por esa luz tenue se alzaban enhiestas delante de mí. Subí los escalones de dos en dos y aquel entorno que creía casi olvidado, me resultó muy conocido. Abría las puertas a mi paso con cierta pereza hasta llegar a aquel despacho. El resplandor de la luz fluorescente al encenderse alumbró todos sus rincones y la gran mesa con su forma abierta semejaba una gran boca que quisiera devorarme. El reloj estaba parado hacía tres semanas y nadie se había preocupado de cambiar la pila. En el balcón la planta anhidra, pidiendo agua. Papeles amarillos que como fanales de auxilio salpican la mesa, en la que montañas de papeles de distinta altura parecían haber surgido del tablero.

      Me senté en el sillón, rebusqué las contraseñas que tenía ya olvidadas y conseguí entrar en el ordenador. Me remangué unas mangas invisibles y decidí que ya era hora de empezar a trabajar y mentalizarme: ¡habían terminado mis vacaciones! 

Visita al museo de Hergé

Visita al museo de Hergé

           Aunque resulte paradójico, mi iniciación a la lectura fue a través de unos dibujos, la de las aventuras de Tintin. Esas Bandes dessinées, como le dicen los belgas a los comics, de línea clara, magistralmente realizadas por Hergé. Mis escasas posibilidades económicas me imponía que sólo me pudiera comprar uno o dos de aquellos libros por año, lo que hacía que lo releyera tantas veces que me llegué a aprender cada viñeta, cada gesto de Tintin y su peculiar elenco de compañeros de peripecias. Con ellos viajé al Tibet, recorrí las selvas del Congo y las ciudades chinas, conocí América y Sildavia e incluso llegué a la Luna antes de que la pisara Amstrong.

Enamorado, desde entonces, de este extraño periodista que nunca escribió ningún artículo, no es raro de que cuando me enteré de que habían abierto el museo de Hergé, cerca de Bruselas, a pesar de que me separan 2173 km, decidiera que algún día tendría que ir a visitarlo. Al fin, este año lo he conseguido y por si alguien le interesa le diré cómo hacerlo tras la exhaustiva preparación que hice por internet.

Hay excursiones organizadas en español, pero si no coincide el día, como me pasó a mí, la forma de ir es en tren. Una vez en Bruselas, salimos temprano hacia la estación Central. No parece una estación de ferrocarril, por lo que no nos dimos cuenta que estábamos hasta que entramos por la puerta. En la estación es complicado encontrar cualquier punto de información. Las taquillas están situadas en la parte de arriba de la escalera. Hay que sacar billete  hacia Louvaine-Laneuve-Université y decir que se quiere de ida y vuelta (aller-retour). El billete tiene un precio de 10,60 euros. Desde Bruselas a esa estación hay trenes continuos cada 45 o 60 minutos, pero hay que tener cuidado que sea un tren directo. Algunos terminan en el pueblo anterior, Ottignies, y hay que trasbordar para una sola parada. El tren que cogí salió de Bruselas a las 9:25. El paisaje feo aparte de que el día estaba lluvioso. Llegamos a la estación de Louvaine-Laneuve-Université, a las 10:20. Muy buena hora porque el museo abría a las 10:30 y está como a 8 minutos de la estación.

Aquella parada de tren corresponde la de la Universidad Católica de Lovaina, alrededor se ven edificios universitarios. El único problema era la lluvia que caía acompañada de mucho viento. Menos mal que había algunos soportales, en los que hay restaurantes, comercios, librerías…y permiten resguardarte de la lluvia. Pero el museo está situado en un sitio desprovisto de soportales y aquellos escasos minutos hicieron que llegáramos chorreando al edificio moderno que alberga el legado de Hergé.

La entrada al museo es de 9,50 euros, incluye audioguía en distintos idiomas, incluido el castellano. Me pareció mágico después de tantos años haber llegado allí. No permiten hacer foto salvo en la galería de comunicación, una pena, porque me hubiera gustado llevarme muchos recuerdos visuales de la visita. El museo tiene unos 3600 metros cuadrados distribuidos en tres plantas y ocho salas. Allí se puede acercar uno a la figura de Hergé e ir viendo toda su evolución creativa. Descubrir bocetos, viejas ediciones, libros en distintos idiomas y objetos variados relacionados con el mundo de Tintin lo que hace las delicias de los tintinólogos, una especie que se extiende por todo el mundo. Algo negativo hay una habitación llena de libros de Tintin en distintos y extrañísimos idiomas, pero ninguno en castellano... Si queréis podéis entrar en la página web del museo para tener más información.

A la salida pasamos por la tienda. Muchas figuras tras las que se me iban los ojos y algunos recuerdos salieron de allí en mi bolsa. Que por cierto, la chica de allí un tanto desagradable, porque al pedirle otra bolsa de papel que tiene el dibujo de Tintín. Me dijo que no, que sólo una por cliente que si no todos pedirían otra. Insistí y le dije que el anterior a mí se había llevado dos bolsas y con muy mala gana me “soltó” otra bolsa.

Seguía lloviendo a la salida, reposición de fuerzas en un restaurante español que hay allí y con el mismo billete a la estación donde salió un tren a las 13:41 que llegó a Bruselas a las 14:35.

En cuanto a si vale la pena…por un lado sí, pero por otro no. Tal vez con un día soleado lo hubiera visto de otra manera.  Me resultó casi más interesante la visita al Centro Belga de la Bande Dessiné, donde hay una gran variedad de comics ese arte que en Belga ha tenido históricamente tanta importancia. Incluso a objetos y recuerdos de Tintin, se encuentran más que en el museo en Bruselas, en una tienda de Tintin que está junto a la Grande Place o en París en alguna de las tiendas de comic que están en la rue Dante. 

Los cuerpos extraños

Los cuerpos extraños

Última novela publicada por el abogado y escritor Lorenzo Silva (Madrid, 1966) y con esa pareja de guardia civiles, el brigada Bevilacqua y la sargento Chamorro, que le ha hecho famoso. 

En este caso es el asesinato de una alcaldesa en un pueblo de la costa levantina, que descubren que tiene una agitada vida sexual y nuestros protagonistas tendrán que dirigirse a Valencia a investigar el asesinato. Un episodio de corrupción, algo a lo que estamos habitualmente muy acostumbrados, aparece en el trasfondo de la historia, que es la octava novela con estos dos intrépidos investigadores.

Historia muy bien escrita, sabía que me acabaría atrapando, porque me he leído las siete anteriores. Me gusta esa narración en primera persona del brigada Bevilacqua, cincuentón, con un cierto tono, a la vez, serio y jocoso, que nos presenta a él y a su compañera, tanto con sus virtudes como con sus defectos o sus pequeñas miserias. También está muy bien tratada esa peculiar tensión afectiva entre ellos, tras compartir trabajo y amistad después de muchos años.

Un libro para pasar un buen rato con su lectura aunque son historias independientes una de otra, yo aconsejo leerlas en orden, porque así aparte del argumento en sí, se disfruta de la evolución de los personajes a través de los años, que se acaban convirtiendo, de alguna manera en "amigos" del lector.

Canta Irlanda

Canta Irlanda

   Un libro delicioso de Javier Reverte (Madrid, 1944), en el que este periodista, escritor y viajero nos acerca al conocimiento de la "isla Esmeralda". Un libro que nace en un viaje que realizó el autor por Irlanda en el 2004, pero que no se ha materializado hasta años después. Es imposible al leer estas páginas no dejarse subyugar por el romanticismo de esta isla y compartir con el autor su gusto por la literatura y esas visitas a los típicos pubs, en el que las historias y leyendas engalanadas con música cobran vida ante el lector. Asomarán y conoceremos los grandes escritores irlandeses como James Joyce, Oscar Wilde, Samuel Beckett o William Yeats. Sus revoluciones y luchas, muchas de ellas teñidas de un cierto halo de romanticismo, contra los ingleses. También descubriremos a sus héroes nacionales como Daniel O’Connell, el Libertador, o Charles Stewart Parnell. Esa lucha durante siglos por el autogobierno Irlandés que culminó en 1922. Y aprenderemos retazos de toda su historia desde que la isla aparece en el 120 d.C. en un mapa de Tolomeo, hasta la época reciente, con la todavía no muy lejana violencia en el Ulster y su acuerdo de paz del Viernes Santo en 1998.

    Un relato imprescindible para el que quiera acercarse a este interesante país y ahondar algo más de lo que suelen poner las guías turísticas. Yo lo he leído con el buscador de google al lado y he podido profundizar en mucho de los personajes e historias que narra. Y si se lee en un rato sosegado, prestando una especial atención es posible escuchar a través de sus letras los sones universales de la música celta y las canciones entonadas en los pubs y animadas por el arpa, su instrumento musical nacional, y la cerveza Heineken.

"Y una cosa importante para entender a la Irlanda de ayer y, en buena medida, a la de hoy: a los viejos guerreros gaelicos, conocidos como "fenianos" por pertenecer a la mítica banda la "Fianna" que acaudillaba el legendario Finn McCooll, se les exigía conocer las leyes de la poesía. Así que recitar es más que una afición en la isla; es casi un rito. Recitar y cantar porque muchos grandes poetas irlandeses han escrito letras para canciones. Y uno puede participar del rito en los pubs, cuando suenan las gaitas y las flautas".

Ana María Matute

Ana María Matute

En el fallecimiento de esta gran dama de las letras, mi particular homenaje en este dibujo que hice hace nueve años. Como en todos los escritores, sus letras seguirán siempre vivas.

El peligro de llamarse Nerea

El peligro de llamarse Nerea

Primer libro de la escritora Elisa Cotarelo, asturiana afincada en Vigo, y que ha sido inspectora de policía durante veintitrés años. Conocedora por tanto de las tramas e investigación policial se nota en todo el desarrollo del libro.

La historia trata sobre Nerea, una jovencita de catorce años, que un día no vuelve a casa tras su jornada de instituto. Lo que se comienza pensando que es una chiquillada se convierte en algo más serio, cuando la investigación policial descubre que Nerea chateaba con el que creía era un joven de su edad, pero que en realidad era un hombre maduro. Asistimos a la angustia de sus padres, retratados en una casa que aparenta colores ocres, de un matrimonio que no funciona y una dificultosa economía para llegar al final de mes. Asistimos a la investigación policial y al retrato de la vida que rodea a los policías.

Es un libro que se lee bien, pero que a mí personalmente no me ha gustado. Los personajes "actúan" en determinadas escenas, pero luego parecen "olvidarse", para dedicarse a otros. Tampoco me ha gustado la forma de desarrollar el final. Supongo que no siempre pueden gustar todos los libros.

L'adversaire

L'adversaire

Este es el libro que nos ha tocado leer en el mes de junio. El autor es Emmanuel Carrère, escritor, guionista y realizador francés, nacido en París en 1957. 

El 9 de enero de 1993 un médico, Jean-Claude Romand, asesina a su esposa,sus hijos y a sus padres e intentó suicidarse prendiendo fuego a su casa. Así comienza una macabra historia, pero que es un hecho totalmente real, sobre el que el escritor ha ido investigando y hablando con sus protagonistas, y que ha dado como resultado este relato.

En la investigación posterior en que se va conociendo la historia del protagonista se cumple eso de que la realidad supera a la ficción. Jean-Claude, contra todo lo que el mundo creía, no era médico. Toda su vida se cimentaba en una gran mentira que había ido desarrollando, increíblemente, durante veinte años. Nunca terminó aquella carrera, ni trabajaba donde decía. Una vida que tenía poco de real, pero de la que ni sus amigos ni familiares tuvieron nunca ninguna duda. Un personaje peculiar para poder vivir una historia así, en medio de un secreto que nunca reveló a nadie, pero un día este secreto estuvo a punto de estallarle entre los dedos.

Es una historia que además se ha llevado a la música por el grupo musical Morgan que tiene una canción dedicada a este caso y al cine, hay una película francesa con el mismo título y protagonizada por Daniel Auteil.

"Donc, a souligné la présidente, vous ne pensiez pas seulement à vous suicider. Vous viviez avec votre épouse et vos enfants en pensant que vous allez le tuer.

-Cette idée est apparue...mais elle était aussitôt masquée pas d’autres faux projets, d’autre fausses idées. C’était comme si elle n’existait pas... Je faisais comme si...Je nie disais que je faisais autre chose, que c´était pour une autre raison, et en même temps j’achetais les balles qui allaient traverser le coeur de mes enfants...".

(Pues, subrayó la presidenta, usted no sólo pensaba en suicidarse. Vivía con su esposa y sus hijos pensando en matarlos.

-Esta idea apareció...pero enseguida se enmascaró con otros falsos proyectos, con otras falsas ideas. Era como si no existiera... Yo la negaba como si hiciera otra cosa, que era por otra razón, y al mismo tiempo compraba las balas que iban a atravesar el corazón de mis hijos...).

El jilguero

El jilguero

Ésta es la última novela de Donna Tart, una escritora del sur de los Estados Unidos. Una novelista que tarda muchos años en publicar cada novela. El jilguero es su tercera novela en poco más de veinte años y está inspirada en una tabla holandesa del siglo XVII. Una novela muy extensa y que tras su publicación no tardó en conseguir el número uno de los libros más vendidos en el New York Times. Recientemente se le ha concedido a la autora el premio Pulitzer por esta novela.

El protagonista es Theo Decker, un adolescente de trece años que sobrevive a un atentado terrorista en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York. En dicho atentado fallece su madre y un anciano que, en sus últimos minutos de vida, anima a Theo a huir con “El jilguero”un cuadro pintado en 1654 por el pintor holandés Carol Fabritius.  El padre del protagonista, que abandonó a su familia, está en paradero desconocido. Asistiremos al crecimiento de Theo que se mueve desarraigado por distintos ambientes, a su acogida por los Barbour, a su reencuentro con su padre, a su amistad con su amigo Boris y  a hacerse un experto en muebles antiguos. Una vida complicada que le conducirá por Nueva York, las Vegas y Amsterdam. A través de todo el relato siempre aparecerá más o menos desdibujado ese jilguero.

Este es uno de los libros en los que discrepo con la valoración tan alta que le ha hecho la crítica. Me parece muy bien escrito y acertado en crear los ambientes en los que se desarrolla la acción, pero la acción me ha resultado lenta y, en ocasiones, me ha resultado pesado y difícil de llegar hasta el final.