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El búcaro de barro

La ventana

La ventana

No sé desde cuando nos empezamos a saludar, hace ya algunos años, cuando nos cruzábamos al ir a comprar el pan. Su cuerpo menudo, coronado con un cabello blanco, como dicen que es la nieve, que nunca hemos visto por aquí. En su rostro surcado por arrugas y ajado por los años, destacan unos ojos luminosos, que observan con mirada aguda a ambos lados de una nariz ganchuda. Siempre a su lado, su mujer, bajita y oronda, agarrándolo por el brazo, acompañando sus pasos como si de una sombra perenne se tratara y, al cruzarnos, el saludo amigable de buenos días acompañado de una amplia sonrisa.

Un día al verlo tras la ventana de una planta baja, me di cuenta de que vivía muy cerca de donde yo vivo. Cada vez que pasaba por delante de aquella ventana, sentado en la penumbra la habitación, lo veía sentado en un sillón al lado de la ventana, mientras en su figura se reflejaban caprichosamente las imágenes de la televisión encendida. En el sillón de al lado, siempre, su esposa.  Salvo cuando los veía por la calle con aquel paso lento, siempre estaban en aquella sala, en la que se adivinaba esa placidez, sin prisas, que se gana con el transcurrir de los muchos años.

Así pasaron muchos meses, hasta que un día pasé por delante de la ventana y vi aquel sillón vacío, la mujer seguía sentado en el suyo. Me fijé especialmente desde ese día y la ocupación de aquellos sillones permanecía invariable. Días más tardes, me crucé con ella sola más pequeña que nunca, que caminaba muy despacio camino de la panadería y desde entonces ya supe que él nunca más volverá a saludarme por la calle. 

 

Faire l'amour

Faire l'amour

Esto de tener que comentar un libro en el Círculo de Lectura de francés, me "obliga" a leer con la añadida dificultad de leer en un idioma que no es el habitual. Tiene la ventaja que esta insistencia, hace que con el tiempo la lectura de escritos en lengua francesa me resulte más fluida. 

En este caso se trata de "Faire l’amour", novela escrita por el escritor y cineasta belga de lengua francesa Jean-Philippe Toussaint, nacido en Bruselas en 1957. Nos narra la historia de una pareja que viaja a Tokyo, donde ella va a montar una exposición y él la acompaña. El protagonista nos narra su ruptura amorosa en primera persona, en este viaje enmarcado, en muchos párrafos, con el paisaje nocturno de la capital. Una escritura primorosa y cuidada, que hace que la lectura se haga muy agradable. La historia me ha gustado menos. Hay un frasco de ácido clorhídrico, que protagoniza insistentemente, a modo de peculiar recurso literario muchas de las líneas.

"Le lendemain, je me réveillai dans une maison silencieuse. J´étais couché sur un futon au milieu d’une pièce vide et inconnue aux couleurs naturelles et passées, paille et rix, et je respirais difficilement, mon rhume semblait avoir gagnés le front et s’être propagé au sinus. Il faisait glacial et humide dans la pièce, et je ne me levai pas tout de suite".

(Al día siguiente, me desperté en una casa silenciosa. Me encontraba acostado sobre un futón en medio de una habitación vacía y desconocida con colores naturales y pasados, paja y rix, y respiraba con dificultad, mi resfriado había llegado a la frente y se propagaba hacia la nariz. Hacía frío y humedad en la habitación y no me levanté en seguida).

Un soir au club

Un soir au club

     Esta novela, escrita en 2002, es la que nos tocó leer para el grupo de lectura de francés. Escrita por Christian Gailly (1943-2013). Gailly es un autor francés nacido en París. Ejerció distintos oficios, abrió gabinete de sicología e incluso tocó como saxofonista de jazz.En torno al mundo del jazz, que tan bien conocía, va esta novela. 

       El protagonista es Simon Nardis un bebedor desintoxicado del alcohol desde hace varios años, tras realizar un trabajo entra en un club de jazz. Y el ambiente y la  música despiertan el genio dormido de aquel pianista de jazz famoso, que abandonó su carrera por razones de salud. Aquel despertar, casi violento, hace que algo gordo se remueva en su interior, y hasta el amor que tiene a su mujer comienza a flaquear al conocer a una joven cantante, Debbie.  Una historia de amor junto a las olas del mar, una esposa que no se resigna a perderlo y esos cimientos que se resquebrajan siempre que alguien decide sustituir lo que uno es por lo que uno desea ser.

        Una historia, breve, fácil de leer y dotada de un cierto ritmo musical. Muy original la figura del narrador que nos cuenta la historia. En el año 2009 fue llevada al cine por el director Jean Achache. 

"Elle ne connaissait pas Simon. Ou plutôt si, comme beaucoup l’avaiet aperçu, entendu, un soir, comme ça. Debbie ne l’avait vu qu’une fois. Elle n’était encore qu’une toute jeune fille qui étudiait la musique à l’université. Elle parcourait l’Europe, pendant ses vacances".

(Ella no conocía a Simón. O más bien sí, como mucho lo había visto, oído,, una tarde, como ésta. Debbie sólo la había visto una vez. Ella sólo era entonces una joven que estudiaba música en la universidad y que recorría Europa durante sus vacaciones).

Dies Irae

Dies Irae

      Segunda parte de la trilogía versos, canciones y trocitos de carne, escrita por César Pérez Gellida, escritor vallisoletano nacido en 1974. Aparecen los personajes conocidos de su anterior novela Memento Mori en el que destaca el inteligente y despiadado asesino en serie Augusto Ledesma. En esta ocasión es en la ciudad de Trieste donde continuara su malvada actividad. Hasta allá irá el inspector de policía Ramiro Sancho, que no se lo puede quitar de la cabeza donde lo tiene convertido en una gran obsesión. En Belgrado el sicólogo "Carapocha" y su hija Erika, están dispuestos a enfrentarse a un doloroso pasado que buscan curar.

Me ha costado leer más esta segunda parte, aunque no sé si es porque he tenido que leerlo a salto de mata o porque la trama no me ha envuelto con la misma intensidad que lo hizo en el primer libro. De nuevo, de manera original, canciones y poemas le imprimen una banda sonora escrita a esta novela.

Las legiones malditas

Las legiones malditas

   Este es el segundo tomo de la trilogía de Escipión, va tras "Africanus, el hijo del cónsul", escrita por Santiago Posteguillo. En esta novela se nos seguirá hablando de Escipión y su rivalidad con Aníbal que con sus tropas permanece en Italia. Escipión tiene la idea de llevar a sus tropas a Africa, lo que consigue a pesar de las zancadillas que le ponen en el Senado. Al final, las únicas tropas con las que cuenta son con voluntarios, pero además le dan la opción de redimir a las legiones V y VI que están desterradas en Sicilia, desde hacía once años, tras la vergonzosa derrota de Canae. Tras mucho esfuerzo logra de aquellos hombres desahuciados dos potentes legiones con las que se enfrentará Anibal en tierras africanas.

      Interesante a lo largo de toda la historia, encontraremos amistad, luchas y traiciones. Muy bien documentada, nos sumerge en el mundo de la antigua Roma y el de las guerras púnicas. Al final del libro hay un apéndice explicativo con multitud de términos empleados. Me queda el tercer tomo, pero voy a entremeter antes otros libros para descansar de batallas romanas. 

Africanus, el hijo del cónsul

Africanus, el hijo del cónsul

       Es la primera novela escrita por Santiago Posteguillo, profesor universitario y filólogo, y que es la primera parte de la trilogía dedicada a un personaje poco conocido, el general romano Publio Cornelio Escipión y la guerra que desarrolló contra Aníbal, caudillo del pueblo cartaginés. La acción está situada a fines del siglo III a. C.

       En este primer tomo se nos narra la juventud de Escipión. Nos habla de sus primeros años, del entrenamiento militar por su tío Cneo, de cómo en plena batalla, siendo muy joven, salva la vida a su padre y cómo es elegido y enviado a Hispania, con un ejército de gran inferioridad numérica, frente a los cartagineses. Allí tendrá la misión de evitar que los generales cartagineses atraviesen los Alpes para acudir en ayuda de las tropas de Aníbal que los espera para atacar a Roma. En Hispania veremos como con gran habilidad táctica y contra todo pronóstico logra conquistar Cartago Nova.

       Una novela muy bien documentada, en la que recorremos hechos históricos, participamos de una historia de amistad, conoceremos personajes admirables y otros cargados de perversidad, pero sobre todo y es lo que más me ha gustado: muy distraída.

 

Sobrevivientes

Sobrevivientes

Novela interesante del escritor argentino Fernando Monacelli. Nació en 1966, estudiando Economía y Periodismo. Escribe en el diario La Nueva Provincia y tiene algunos libros publicados.

Aquí se nos narra la historia de dos maternidades. No son maternidades gratificantes sino llena de callosidades por el paso del tiempo. Por un lado Ana, un anciana, al fundirse hielo en la Antártida, tras veinticinco años desaparecido, aparece el cadáver de su hijo, soldado en la guerra de las Malvinas y con él unos escritos que alimentan la esperanza de que en algún lugar puede tener un nieto. Por otro lado Celina, una periodista de investigación de mediana edad, a la que abandonó su marido para marchar a España y la dejó allí con su hijo pequeño. Un hijo con el que no sabe ser madre, al que solo ve una tarde a la semana y que prefiere que viva con su abuela paterna. Un día Ana va a ver a Celina, quiere que le ayude a encontrar a ese nieto que ella no conoce y sin saber muy bien cómo, Celina se ve arrastrada por la fuerza de aquella mujer e inicia esa búsqueda en la que ambas mujeres se harán amigas y se irán, a la vez, encontrándose a sí mismas.

Una escritura dinámica y que, a veces, encuentro "atrevida" porque a veces los diálogos, a pesar de acontecer en tiempos diferentes, interpenetran entre sí. Eso dota la narración de una agilidad, que al principio sorprende y luego gusta.

"Era un papel doblado como diez veces sobre sí mismo, señora, tan doblado que podía ver el miedo de quien me lo había dejado en la cartera, uno, dos, tres, cuatro, cinco pliegues, como buscando reducirlo a nada, a algo tan chiquito, tan apretado que casi no existiera; y la única imagen que se me vino a la cabeza es que quien lo había dejado no solo tenía terror de que lo descubrieran sino que lo hizo en contra de su razón, movido por algún sentimiento que se le fue de las manos. Mire, acá lo tiene, lo guardé durante este tiempo, señora porque en ocasiones fue la única señal de que no estaba navegando una historia sin sentido, lo único que mantenía a flote mi voluntad sobre el mar de dudas que muchas veces me provocó doña Ana". 

75 años

75 años

    Tal día como hoy se celebra el setenta y cinco aniversario de la muerte del gran poeta Antonio Machado en la ciudad francesa de Colliure. Allí había llegado unas semanas antes con su madre Ana Ruiz y su hermano, huyendo al final de una guerra que se había vuelto contra ellos y contra tantos miles de españoles. Allí se alojaron en el hotel de la familia Quintana y a las cuatro de la tarde del 22 de febrero, como consecuencia de una neumonía, falleció. Cuando su hermano José metió la mano en su bolsillo, encontró sus últimos versos: "estos días azules y este sol de la infancia". Su madre  murió tres días después. En su retrato escribe sobre su último día:   

 Y cuando llegue el día del último viaje,

y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,

me encontraréis a bordo ligero de equipaje,

casi desnudo, como los hijos de la mar.

En 1975 en el colegio mis compañeros de Letras hicieron un homenaje a Antonio Machado con motivo del centenario de su nacimiento, al que asistí participando de la escucha de sus poemas y con un montaje de diapositivas de aquellos campos de Soria a los que cantó el poeta. Me gustó y empecé a leer su poesía y sobre todo a conocer la tierra castellana a través de sus versos, en una antología que durante muchos años fue mi libro de cabecera. Al año siguiente cuando conocí Castilla, en la que viví durante cuatro años, me di cuenta que era tal como me había hablado Antonio Machado de ella y no me costó enhechizarme de aquel paisaje infinito de trigos y encinares. 

Kinsey y yo

Kinsey y yo

      Tras haber leído ya veintidós libros del alfabeto del crimen, desde la A de adulterio a la T de trampa, de Sue Grafton, no es extraño que en cuanto vi que se había publicado este libro estuviera deseando leerlo. Llevo muchos años, más de veinte, siguiendo las aventuras de la peculiar detective Kinsey Milhone y me apetecía seguir leyendo sus nuevas investigaciones.

    Este libro me ha decepcionado un poco. Acostumbrado a una histora bien construida a lo largo de toda la novela, con sus personajes variopintos, en este caso son nueve casos en los que participa Kinsey, pero son historias tan cortas, que la costumbre ha hecho que me sepan a poco. La segunda parte del libro son trece relatos autobiográficos de Sue Grafton. Relatos muy bien escritos, pero que no era lo que yo esperaba al sumergirme en las aventuras de Kinsey, por eso me ha costado terminar el libro.

"Mi padres eran gente perdida, como los refugiados, y no de algún país que yo reconozca; no eran víctimas de las guerras reconocidas de este mundo, sino refugiados en batallas sutiles libradas en algún lugar de su interior, batallas ganadas y perdidas en las que se cruzaban fronteras y se arriaban banderas. Mis padres eran como los desplazados, no de este mundo sino de sus vidas, y en cierto modo se alejaron de sí mismos cuando todas aquellas guerras internas llegaron a su fin".

Cita anual

Cita anual

Cada mes de febrero espero ansioso esta cita anual. En mi oficina, este mundo de expedientes, papeles y sellos azules, fuera al otro lado de las cortinas y el cristal del balcón durante todo el año late la vida de mi planta. A lo largo de las estaciones como una dama coqueta le crecen sus tallos, sus hojas carnosas unas veces verdean y otras adornan sus extremos con elegantes tonos lilas. Hay veces que su  aspecto, moderadamente mustio, denota alguna carencia, ¿será de agua? ¿exceso de viento? ¿o tal vez simplemente necesita que le hagan más caso?

En estas fechas la noto eufórica, parece como si los temporales, las fuertes ráfagas de aire o el frío inclemente, ayudaran a sacarle lo mejor de sí misma. Brotan tallitos jóvenes y minúsculos de sus ramas y, al fin, hoy esos tallitos se abrieron dejando al descubierto unas lindas flores amarillas. A mí me encantan estas flores madrugadoras, incluso más que las de los cerezos, que naciendo en la época climatológicamente más adversa del año, anuncian esperanzadamente la ya pronta y esperada llegada de la primavera.  Probablemente hay otras muchas más hermosas y elegantes, pero el hecho de que esta sea única debe ser el motivo por el que me tiene seducido.

 

Crímenes exquisitos

Crímenes exquisitos

    Si en algo tenían razón los que me recomendaron este libro es que es totalmente adictivo, es un libro que se empieza a leer y se ve uno envuelto en una entrega compleja, variada y sobre todo atractiva de leer, que impide cerrar el libro. Escrito por el criminólogo Vicente Garrido y la periodista Nieves Abarca, lo que siempre puede presuponer una dificultad de estar escrito por dos personas, no se percibe después en su lectura.

El asesinato de una joven coruñesa, Lidia Naveira, sacude a toda la ciudad y particularmente por la manera de presentarlo, reflejando el cuadro de Ofelia de Millais. Meses antes otra joven es asesinada en Inglaterra. La encargada de la investigación es la inspectora Angela Negro, joven, resolutiva, guapa e inteligente. Una super heroína de la que es imposible no enamorarse a medida que se avanza en la lectura y que, a la vez, está rodeada por una serie de problemas a la vez que tiene sus debilidades internas, lo que ayuda a verla como un personaje más real. En la investigación estará ayudada por el criminólogo Carlos Sanjuan, que será fundamental con sus conocimientos. Entraremos en el entorno oscuro de algunos personajes del ambiente coruñés y viajaremos con los protagonistas a Inglaterra donde asistiremos a la colaboración con Scotland Yard. El mundo del arte tiene también un papel importante a lo largo de toda la novela. Personajes muy bien configurados, algunos buenísimos y otros malísimos y los mejores los que se mueven entre dos aguas y tienen una aparente indefinición.

Los distintos escenarios y personajes están todos muy bien entrelazados y me gustó mucho el final, donde ningún cabo queda suelto y todo queda explicado tras habernos introducido en una gran intriga.

No confíes en Peter Pan

No confíes en Peter Pan

    Cuarta novela de la saga del detective David Gurney, que sigue la estela iniciada por su autor,  el norteamericano John Verdon con aquella novela de trama original de título "Sé lo que estás pensando"

     En esta ocasión han transcurrido cuatro meses desde que Gurney resolvió el caso del Buen Pastor, por el que su amigo y colaborador Hardwick fue expulsado de la policia al extralimitarse en la ayuda a su amigo.  Hardwick es ahora investigador privado e intenta demostrar que una viuda, acusada del asesinato de su marido,es inocente y su culpabilidad ha sido fruto de una corrupta investigación policial.  Gurney se resiste, en principio, a participar en la investigación, pero piensa que se lo debe a su amigo y rápidamente se ve envuelto en ella. En el curso de la investigación aparecerán los miembros de esa familia, en el que todos tienen un móvil para actuar y un extraño personaje al que apodan Peter Pan. Peter Pan es asesino sin piedad, con una deforme figura que no ha crecido. Pero quién lo ha contratado? Cómo atraparlo?

       Una vez más Gurney tendrá que hacer uso de su experiencia como investigador y sobre todo de esa aguda inteligencia que le lleva a desmenuzar los casos hasta sus últimas consecuencias. Una vez más, parece que él mismo se lo busca como consecuencia de alguna historia no superada de su pasado, se pondrá en peligro de muerte ante la maldad humana.

        Como contrapunto al ensimismamiento que sufre al investigar los casos, está la mujer de David, Madeleine. Su relación es peculiar, por un lado se tratan con una cierta distancia y David aparece temeroso de las reacciones de su mujer ante sus ocurrencias, pero por otro se quieren, manteniendo una curiosa convivencia. Madeleine tiene los pies en el suelo y en cosas mucho más banales y una de sus mayores preocupaciones está en la construccion de un gallinero.

Sé, por experiencia, cuando tomo en mis manos un libro de Verdon que me gustará. Disfruto con la manera de narrar, como Gurney se va planteando las cosas, el carácter agrio de Hardwick y el realismo de Madeleine. Los malos son realmente malos. Me gusta como esos personajes a medida que avanza la serie van adquiriendo formas mas definidas. Y me gusta ese acelerón último que da en las últimas páginas y no permite que deje de leer hasta que llego al punto final.

Un paraíso inalcanzable

Un paraíso inalcanzable

      Cuando Simeon Simcox, pastor protestante, muere y se abre su testamento se crea una gran polémica porque lega su herencia, una fábrica de cervezas, al hijo de un antiguo empleado de la empresa, descartando a su mujer y a sus dos hijos Fred, un médico soltero, Henry un escritor de éxito casado con su segunda esposa. Junto con ellos recorreremos la historia antigua de todo un elenco de personajes en aquel lugar con tintes de la historia británica y las gestiones de sus hijos para averiguar el porqué de aquel testamento. Este porqué va marcando todo el relato.

       Acabo de leer esta novela, de la que había leído muy buenas críticas. Reconozco que está muy bien escrita y la ambientación muy lograda, pero no me ha gustado demasiado y me ha costado terminarla. Es como esas películas inglesas muy bien hechas, pero en las que echo de menos más acción. 

El autor John Mortimer (1923-2009), fue abogado, escritor y guionista de famosas series de televisión, destacó su militancia a favor de la libertad de expresión.

El legado en los huesos

El legado en los huesos

         Segundo libro de la “Trilogía del Baztán” de la escritora donostiarra Dolores Redondo.  Que sigue la estela de su primera novela “El guardián invisible”.  En este libro la inspectora Amaia Salazar ha ascendido a jefa de homicidios de la Policía Foral de Navarra, puesto al que se incorpora tras la baja maternal al haber tenido a su hijo Ibai.  Tendrá que dirigir la investigación de un inteligente asesino que induce a distintos hombres a asesinar a sus mujeres y cortarles en brazo dejando una palabra “tarttalo”. El asesino la implica directamente a ella, por lo que tiene que hacer lo posible para que sus emociones no condicionen la investigación. Al mismo tiempo la complicación del caso hace que no pueda dedicar todo el tiempo que quisiera  a su hijo, cuestionándose su papel de madre.

         La historia seduce desde el principio y no se puede dejar de leer. Seguiremos profundizando en la protagonista y su historia. Seguiremos disfrutando del paisaje navarro y de sus descripciones.

         La escritora ha creado un personaje, la inspectora Amaia Salazar, atractivo y cercano, una mujer inteligente y resolutiva pero no exenta de debilidades e  influenciada por un pasado muy difícil. Sus libros están cargados de un ambiente onírico que los hace y sobre todo son capaces de retratar el paisaje del valle del Baztán con la misma habilidad que un pintor de pincelada suelta. No es extraño que se haya convertido en un fenómeno editorial y la escritora de ser una desconocida haya vendido 100.000 ejemplares de su primer libro, que se ha vendido a 17 países y se va a llevar a película. Me han encantado los dos libros, con el primero tuve la oportunidad de conocer a la autora en la Feria del Libro de Madrid y que me lo firmara.

        Y de la literatura ha surgido el turismo, unos viajes organizados que gracias al libro de Dolores Redondo ha revitalizado el entorno de Elizondo  y con una visita guiada se pueden seguir por allí los pasos de Amaia.

“-Sabes que en el pasado en Baztán las mujeres no podían salir de casa hasta transcurrido un mes después del nacimiento del hijo. Era el tiempo que la Iglesia estimaba para garantizar que el bebé estaba sano y no moriría. Al cabo de un mes, podía bautizarlo y sólo entonces la madre podía salir de casa para llevarlo a la iglesia. Pero hecha la ley, hecha la trampa. Las mujeres del Baztán siempre se han caracterizado por hacer lo que hay que hacer. La mayoría tenía que trabajar, tenían otros hijos, ganado, vacas que ordeñar, trabajo en el campo, y un mes era mucho tiempo. Así que cuando tenían que salir de casa mandaban a su marido al tejado por una teja, se la colocaban sobre la cabeza y anudaban fuertemente el pañuelo para que no se les cayese. Aunque tuviesen que salir, no dejaban de estar bajo su tejado, y ya sabes que en Baztán, hasta donde llega el tejado llega la casa, y así podían atender sus quehaceres sin dejar de cumplir la tradición”.

Bye Noviembre

Bye Noviembre

    Noviembre termina. Ha sucedido casi de puntillas y el calendario lo ha atravesado como una mera transición al jolgorio prenavideño.  Los árboles tras amarillear de melancolía se desprendieron de sus hojas para alfombrar el campo y convertir los paseos en una sinfonía de crujidos bajo el paso de nuestras suelas. Paseos entre troncos de ramas desnudas, con el viento frío haciéndonos conscientes de puro frí de nuestra cara y manos.

     Este mes agita el aire como a un visillo oscilante,  a través del cual, día a día, se va disolviendo lentamente, resistiéndose, la luz cegadora del verano. Aromas con rumor a nostalgia infantil pueblan el aire. Nostalgia a aquellos años en que, llegada esta época, nuestras piernas menudas desaparecían bajo la tela gruesa, casi incómoda, de los pantalones largos. Días cortos, noches eternamente largas en torno a una mesa camilla, caldeada por el brasero eléctrico, en la que, sin darnos cuenta, íbamos creciendo y desprendiéndonos de las ilusiones que nos ayudaban a mantener la ingenuidad.

      Cielos grises que azuzan la melancolía en un cuerpo vestido con una piel en la que vamos descubriendo nuevas arrugas, que queremos creer que son surcos de madurez. Se aproxima el  invierno y todo lo que nos rodea nos habla de ello. Aumenta la oscuridad y adelgaza ese grueso calendario con que iniciamos el año.   Pero llegará un día, la experiencia nos dice que será así, en que poco a poco la luz se desperezará y cubriendo casi pudorosamente las ramas, asomen los primeros brotes de la primavera

Vive como puedas

Vive como puedas

     Es imposible no sentir simpatía por Luis, ese personaje entrañable creado por Joaquín Berges, nacido en Zaragoza en 1965, en esta novela suya. Luis es un ingeniero que ha decidido escribir un diario, con el que pretende narrar y atrapar sobre el papel esas cosas que le ocurren en su vida. Su vida es de todo menos aburrida. Divorciado de Carmen, su primera mujer, a quien sigue deseando en secreto y con la que tiene dos hijos, está casado ahora con Sandra, sensual pero que se pierde en hacerle una vida sana y ecológica en todos los sentidos. Vive con dos hijos, uno común con Sandra y otra que aportó Sandra a su matrimonio. El primero es un niño de cinco años que siempre quiere respuestas y la segunda es un personaje que me ha encantado, una niña de diez años sabia y filósofa.  Su mejor amigo y vecino es Carles un médico soltero y que le hace de paño de lágrimas de su ajetreada vida, que a medida que pasan las páginas se van enredando cada vez más, provocando comocidad y el deseo de seguir leyendo para ver como acaba la cosa. Otro de los personajes es Dumbo, un payaso hábil y cortante a la vez con los niños que vive una doble vida.

La narración se alterna entre un narrador y el monólogo de Luis cuando escribe su diario, que nos permite entrar en la peculiar confusión de su mente. Con estos mimbres y personajes tan bien trazados, a la vez reales y absurdos, es imposible no leer esta narración con una sonrisa continua, a pesar de que en algunos momentos está salpicado de tragedia. Un libro muy agradable de leer y capaz de producir endorfinas. Aconsejable.

"Es difícil permanecer impasible ante un ser humano capaz de follarse a una criatura como Cris, a la que hace apenas unos años yo mismo cambiaba los pañales. Muy difícil.

   Supongo que todo se debe a un prejuicio grabado a fuego en mi primitivo cerebro de padre, como si no quisiera que un material genético desconocido se mezclara con el de mi hija, que es el mío. O quizás no sea más que un problema de celos. No sé. El único remedio que conozco para superar esta dificultad es un ejercicio de razonamiento (nada menos). No hay otra alternativa que me permita aceptar que un semejante del género masculino vaya a tocar, lamer y penetrar el sexo de mi hija. Sólo la razón puede ayudarme a comprender que ese acto no es una violación o un ultraje sino la expresión corporal de un sentimiento, la respuesta a una llamada de la naturaleza y, sobre todo, un camino hacia la satisfacción personal de esa hija que uno desea proteger hasta más allá de lo posible".

De reconocimiento médico

De reconocimiento médico

                 Una vez al año acudo al reconocimiento médico de empresa y hoy ha sido ese día. Tuve que madrugar más de la cuenta y coger el autobús, porque me supone desplazarme unos cincuenta kilómetros hasta donde está el Centro Médico.  La hora es tan tempranera que puedo disfrutar del espectáculo, siempre hermoso, del amanecer a través de la ventana. Llego justo cuando están abriendo la puerta y en pocos minutos un enfermero de aspecto circunspecto me da un pinchazo en el brazo, que apenas noto, para extraerme sangre.

                A continuación entra la enfermera para decirme que me vaya quitando la camisa y me tumbe en la camilla para hacerme un electrocardiograma. Me tumbo en la camilla y como suele ser habitual, debido a mi altura, los pies quedan colgando.  Me coloca ventosas sobre mi pecho, conecta los cables y, tras impregnarlos con alcohol, pinzas sobre mis muñecas y tobillos. Le da al botón y veo que empieza  a poner cara rara, dice que hay unas interferencias en mis extremidades. Repite la medida y vuelve a ocurrir lo mismo. Le digo que eso mismo me ha pasado en los electros de los últimos cuatro años lo que parece tranquilizarla, recorta el papel para dárselo al médico.  A continuación quitarme los zapatos y subirme al peso para peso y medida. Teóricamente, para tomarme la altura, ella tenía que bajar hasta abajo el aparato de medida para que estuviera sobre mi cabeza, pero como no le daba la altura tuve que ser yo quien me lo colocara. Luego una espirometría. Nunca he entendido esto de coger aire con una pinza en la nariz, soplar y encima me entra tos con lo que casi me atraganto. Me visto, al fin, y me voy a desayunar.

                Al rato vuelvo al reconocimiento con el médico. Llega ese momento malo en que te dice que has engordado respecto al año pasado, con un cierto sonrojo por su parte, cuando desde lo alto de su oronda barriga dice que no es el más indicado para criticarlo.  Dobleces de cuellos y extremidades, ejercicios con los ojos, audiometría… Me dice que me quite la camisa para auscultarme, luego que me quite los pantalones y los zapatos y me tumbe en la camilla. Sigue su exploración hasta que me dice que puedo vestir. Me mandará el resultado de los análisis.

                Tengo tiempo hasta la siguiente consulta, la del urólogo y me llego a ver a mis compañeros que trabajan en esta ciudad. Saludo a un ATS que trabaja allí y le comento lo del electro y las interferencias. Te voy a hacer uno, me dice, quítate la camisa. Otra vez sobre una camilla: cables y pinzas. Y en cuanto empieza a hacerlo, me dice que, efectivamente, están saliendo unas interferencias sobre el papel. Ahora en vez de alcohol, me impregna con un gel, repite prueba y ocurre lo mismo. Es la primera vez que veo esto, me dice, enséñaselo al médico a ver que te dice, aunque seguramente te dirá que te lo hace él. Me visto y voy a ver al médico a su despacho y desconfiando del electro, efectivamente, me dice que me lo hace él. De nuevo, me quito la camisa (he perdido la cuenta de cuántas veces van) y me tiendo sobre la camilla. Pinzas y cables de nuevo, botón del electro e interferencias que vuelven a salir. Me dice que me relaje, estoy muy relajado a pesar de tanta repetición, que me saque las llaves del coche, cosa difícil por haber venido en el autobús, que me quite las gafas, que me quite el reloj, el cinturón y que me descalce (parece que voy a pasar el control de seguridad de un aeropuerto). Otra vez al botón y siguen saliendo esas interferencias. Al final se le ocurre que eso de que mis pies estén colgando de la camilla, puede ser la causa, como la camilla no se puede estirar, soy yo el que tengo que subirme aunque la cabeza se me salga un poco por arriba y parece que las interferencias ahora se reducen, por lo que parece que la probable causa era la leve tensión muscular de los tobillos colgando en el aire. Me vuelvo a vestir y con mi flamante electro me despido de mis compañeros para volver al centro médico para la consulta del urólogo.

                Me saluda efusivamente y me lleva a sala de exploración. Me dice que me baje los pantalones, me siento en una silla extraña y con un extraño mecanismo me levanta las piernas hacia arriba. Me pringa toda la barriga con un líquido pringoso y empieza a manejar el ecógrafo para observar mis riñones. En la pared, frente a mis ojos hay una televisión que yo pensaba que podría ser para distraerse uno, mientras el médico se dedicaba a lo suyo, hasta que me dijo, observa que bien está el riñón. Yo veía unas sombras con distintos grises y me asombraba de la capacidad visual del especialista. Terminados los riñones, vino algo peor, ahora me dice que me baje pantalones y calzoncillos y me vuelve a pringar con ese líquido pegajoso, que ahora además noto que está helado y otro rato de observación ecográfica por lugares tan íntimos mientras yo sólo sigo viendo sombras en la televisión. Todo bien…ufff! Qué alivio! Deshace el mecanismo y me puedo bajar de la silla pero antes de que me dé tiempo a inspirar con tranquilidad me advierte que no me suba los pantalones y me dé la vuelta. No te preocupes que es con lubricante. Cierro los ojos y no pienso en nada, aguantando la respiración durante varios minutos, hasta que me dice: todo perfecto! Puedes vestirte. Ahora sí que poco a poco, recupero la respiración con sincero alivio. Me visto y nos despedimos.

                Salgo corriendo porque el autobús está a punto de salir en diez minutos, llego sudando a pesar del frío, compro el billete y me siento en el asiento. Como un reflejo me palpo el pantalón a ver si tengo puesto el cinturón o me lo he dejado en cualquiera de los múltiples sitios por los que he pasado. Lo tengo puesto!  Mientras miro por la ventanilla, pienso que prefiero mucho más un día normal de trabajo a ese ajetreo médico de días como el de hoy.

El asesinato de Pitágoras

El asesinato de Pitágoras

           Una interesante novela del  escritor Marcos Chicot, madrileño nacido en 1971 y sicólogo clínico de profesión, que nos sumerge en el mundo de los antiguos griegos. La novela, muy bien documentada, nos hace un retrato vivo de la antigüedad en torno a un personaje importante de aquella época como es Pitágoras, filósofo y matemático conocido sobre todo por su famoso teorema.

                La historia arranca en la ciudad de Crotona donde Pitágoras ha creado su escuela filosófica. Pitágoras piensa que ha llegado el momento de elegir a su sucesor, pero uno de los candidatos muere envenenado.  Pitágoras solicita la intervención de Akenon un investigador, que tras resolver su último caso en la ciudad de Síbaris y haber recibido una gran  cantidad de oro, pensaba ya en un sosegado retiro en Cartago.  Tras aquel asesinato van sucediendo otros y tras ellos se adivina una mente perversamente inteligente, que pretende socavar todo la labor realizada por Pitágoras con su escuela.  Akenon ayudará a resolver aquel difícil rompecabeza y en esa investigación estará ayudado por Ariadna, la hija Pitágoras, una mujer hermosa e inteligente que guarda en su interior los resquicios dolorosos de su pasado. Los personajes estás muy bien perfilados con sus bondades, perversidades y dudas.

                Novela que atrapa desde las primeras páginas.  Viajaremos hasta la Magna Grecia, unos 500 años antes de Cristo, y seremos espectadores, del ambiente de aquella escuela pitagórica, de revoluciones, de luchas entre ejércitos, violencia y momentos de pasión amorosa. Hay momentos en que cuesta interrumpir la lectura por el empuje violento de los acontecimientos que van sucediendo. Me ha gustado menos esa forma que tiene el autor de finalizar los capítulos en el momento de mayor intriga para retomar esa escena páginas más adelante.

                Novela finalista del premio Planeta y de la que se anuncia una segunda parte para el 2014 con el título de La Hermandad, que se inicia con sus primeras páginas al final de esta novela.

 

La isla de las mil fuentes

La isla de las mil fuentes

     Tras leer hace unos meses la trilogía de la escritora alemana Sara Lark sobre Nueva Zelanda, me he decidido ahora a leer esta novela que nos traslada al Caribe, concretamente a la isla de Jamaica a principios del siglo XVIII.

Nora una joven londinense hija de un rico comerciante, se enamora de Simón, un contable que trabaja para su padre y los dos aspiran a irse a vivir a Jamaica una isla de la que han oído hablar mucho. Pero la muerte prematura de éste ocasionará el fin de esas ilusiones, aunque nunca olvidará a aquel primer amor. Más adelante conoce a Elías dueño de una plantación en Jamaica y aunque en su corazón sigue vivo el recuerdo de Simón, se casará con él y conseguirá aquella ilusión que tenía de irse a Jamaica. Allí será la dueña de una plantación en la que trabajan esclavos. 

Conoceremos el Londres de aquella época y el ambiente social de Jamaica y el trato a los esclavos provistos de cualquier clase de derechos. Algunos personajes se hacen terriblemente antipáticos y otros todo lo contrario. En algún momento he recordado a la trilogía que leí, en ambos casos una jovencita se va con un hombre mayor que ella a tierras lejanas y se lleva, incluso, su caballo. Este relato me ha gustado menos, he echado de menos una mayor complejidad en la historia, aunque sí me ha gustado el retrato del ambiente de aquella lejana isla.

       Acabo de conocer que está prevista una segunda parte. Esta parte se puede leer independientemente de la que continuará.

Dispara yo ya estoy muerto

Dispara yo ya estoy muerto

      Acabo de terminar la última y extensa novela de Julia Navarro. En ella nos narra la historia de dos sagas familiares una judía, la familia Zucker, y otra musulmana, la familia Ziad, y una gran historia de amistad e interrelación entre ellas. Viajaremos con los personajes por Rusia, Paris y sobre todo estaremos en Jerusalén. Aparece la crueldad de los campos de concentración y sobre todo conoceremos el origen del moderno estado de Israel.

Judíos y palestinos, al igual que en la actualidad, sueñan con ser los dueños de una misma tierra y descubriremos los altibajos históricos que esta tensión ha producido. Veremos como los personajes de ambas familias van creciendo, como la amistad a pesar de ser de distinta raza se mantiene a través de generaciones y cómo muchas veces las circunstancias son imposibles de resistir y hacen flaquear a las más hondas convicciones.

         He leído varias novelas de esta escritora y debo decir que ésta es la que menos me ha gustado. Tal vez haya influido la forma de narrar a través del encuentro de un judío con una mujer de una ONG que viene a hacer un estudio de los asentamientos judíos. Cada uno va contando la narración de una familia diferente. Hay muchos personajes, bien tramados pero hay momentos en que parecía que ciertos retazos de la historia corrían mucho y otros que me han resultado muy lentos.