Muelles
(Foto de Núria Solbes)
Ayer viendo las fotos enviadas al concurso organizado por una revista, vi esta foto y me encantó, extrayendo de mi nostalgia algunos momentos unidos a los muelles. Retazos de escenas infantiles vividas en aquel colchón inmenso de muelles de mis padres, cuando en los días de fiesta brincábamos en el aire, disfrutando de ese instante tan minúsculo como mágico en que el cuerpo detenido en el aire, caía contra el colchón. Nuevo impulso y otra vez al aire, imaginándome la ingravidez de los astronautas que, por entonces, habían paseado por la superficie lunar.
Aquellos colchones de muelles chirriantes eran más divertidos que estos de ahora, tan duros y estirados que la espalda, forzada por los años, nos demanda. En ellos aprendí a volar, no sólo con la imaginación, y a dormir de maneras retorcidas, huyendo de aquellos muelles díscolos que aparecían de vez en cuando en algún rincón de su estructura. Incluso alguno de aquellos muelles fue el culpable de una cicatriz que tengo y que me hice al girar en aquella litera de la mili, arañándome el brazo contra la litera superior.
Muelle, una palabra elástica y que suena a ida y vuelta. También me retrotrae a otras historias pasadas, a un muelle distinto, situado en la confluencia de dos mares y frente a la costa africana: el muelle de Algeciras. Un muelle de olas bravías y olores peculiares, en el que durante todo un año estuve yendo todas las semanas a atravesar el estrecho en uno de aquellos viejos ferrys, juguetes minúsculos en manos de las olas del Levante y yéndome a trabajar al tan cercano, como lejano, continente africano.
2 comentarios
oréadas -
Te puedo recordar otro muelle en el que impulsada por leer tus palabras me invita a venir a año tras año, a pesar del mal tiempo aquí me tienes. Un besito Darilea
Oréadas -
Te puedo recordar otro muelle en el que impulsada por leer tus palabras me invita a venir a año tras año, a pesar del mal tiempo aquí me tienes. Un besito Darilea