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El búcaro de barro

Tarde de junio

Tarde de junio

Tarde de junio en una playa que renace a un nuevo verano. Brotes de recuerdos nostálgicos que surgen anclados a mi memoria. Aquellas tardes de los tan deseados finales de curso, llenas de ilusiones de un prometedor verano, que de largo llegaba a convertirse en tedioso. Juegos infantiles a la luz eterna del atardecer. Aún puedo sentir el señero tacto de la arena húmeda entre mis dedos y cómo estos construyen castillos de formas caprichosas y socavan esa tierra blanda, ahondando hoyos que rápidamente se inundan, como si fuera posible alcanzar, por ahí, el fondo del mar. Luego en los años adolescentes, griteríos, zambullidas estridentes y concursos de quién nadaba más lejos o más rápido, mientras portábamos un corazón que ensayaba a enamorarse.

         Y cuando disponía de un rato tranquilo, mi mirada se perdía más allá de la línea del horizonte y mi voz musitaba entre dientes esa frase de la  que, a partir de un determinado día, me arrepentí:

-Ya me queda menos para ser mayor.

1 comentario

Pilar -

Qué bonito....